Restringido

Complemento salarial

La Razón
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En nuestro país se habla constantemente de «cambiar el modelo productivo» como si fuese una panacea, algo que se decide un día y nos convierte mágicamente en Dinamarca. Esa Dinamarca que repetimos machaconamente en programas televisivos cuando se trata de gastar y de la que nos olvidamos a la hora de la flexibilidad, facilidad para crear empresas y libertad económica. Algunos partidos son muy daneses en el gasto, pero griegos en productividad.

El modelo productivo no se cambia porque lo decida un comité o un grupo de politólogos redistribuidores, lo cambiamos cada día nosotros. Lo estamos haciendo ya, exportando más y mejor, desde el valor añadido, reduciendo la balanza tecnológica y aumentando el peso del sector servicios. Pero sobre todo, necesitamos atraer mucho más capital. En 2015 la inversión extranjera productiva alcanzó un máximo de 17.500 millones de euros. Es una gran noticia, pero aún estamos por debajo de una cifra óptima. Una de las maneras con las que no se cambia el modelo productivo es implementando la propuesta de Ciudadanos de un complemento salarial garantizado. Parece muy atractivo a primera vista, el Estado –es decir, usted con sus impuestos– cubre la diferencia entre el salario recibido y lo que se considere una renta aceptable.

Por un lado supone trasladar al contribuyente el problema de competitividad de los sectores ineficientes. Ya que esos sectores pagan salarios comparativamente bajos, los suple el Estado. Aumentar los impuestos a los eficientes para subvencionar a los ineficientes. Por otro lado hace que se perpetúe un modelo rentista y obsoleto. Al recibir una subvención estatal, esos trabajadores no buscan cambiar de sector, ni el empresario modernizarse y crear valor añadido para pagar mejores sueldos. Se le pasa la factura al contribuyente y tan contentos. Todo ello antes de pensar en el fraude, es decir, que el empleador y el trabajador acuerden una rebaja salarial sabiendo que el Estado cubre la diferencia. Lo miremos como lo miremos, es una medida que ha sido un fracaso allá donde se ha implementado, perpetuando sectores ineficientes, obsoletos y subvencionados, y además llevando a la deslocalización de las empresas de alto valor añadido que dejan el territorio porque se les suben los impuestos para cubrir el complemento salarial garantizado. Es una medida que cualquier estudiante de Economía sabe que tiene una incidencia económica negativa doble. Mantiene las industrias obsoletas y desplaza a las de valor añadido.