Iñaki Zaragüeta
Complicado dilema para el PP
Complicada papeleta tiene el PP con el asunto de sus concejales, nueve de diez, en el Ayuntamiento de Valencia a causa de la contradicción entre los tiempos actuales y la aplicación objetiva y justa de los Estatutos. Por un lado, los ciudadanos se muestran especialmente sensibles contra los políticos y exigen su desaparición de la vida pública a la menor sospecha, digo sospecha, de corrupción. Por otro, la objetividad, el riesgo de hundir humana, social, profesional y económicamente a quienes pueden resultar inocentes y a quienes ni siquiera se les abra procesamiento o juicio oral.
El caso es que, los nueve ediles y unos cuantos asesores dudan entre acatar las órdenes del partido y aguantar hasta el desenlace de la instrucción judicial al considerarse inocentes y convencidos de su exoneración.
Si ese dilema ya tiene difícil solución, más embrollada está la salida para la propia organización de la gaviota. Mientras la dirección nacional parece remisa al radicalismo, la regional valenciana, con su presidenta Isabel Bonig al frente, quiere liberarse de cualquier atisbo diferente al de la regeneración.
En definitiva, Madrid tiene en cuenta la arbitrariedad que podría cometerse contra inocentes, sobre todo después de que Rajoy presentara la lista de 174 cargos liberados de su imputación o declarados inocentes. Valencia, por su parte, como han reiterado los nuevos dirigentes, ha emprendido una batalla real y total con el pasado.
Como dice mi amigo Rogelio, la crisis económica, la corrupción política y los medios de comunicación han disparatado el panorama desde la tensión y el extremismo. Como si de la noche a la mañana pudiéramos abandonar nuestra condición de mediterráneos y de tradición cristiana a gélidos y calvinistas centros y nordeuropeos. Así es la vida.
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