Alfonso Ussía
Córcega y Tabarnia
El 6 de febrero de 1998 fue asesinado de tres disparos por la espalda por terroristas independentistas corsos el Prefecto Claude Erignac. A su homenaje ha acudido el Presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron. Le ha acompañado la viuda del Prefecto, que pisó de nuevo la isla veinte años después del asesinato de su marido. Y el Presidente Macron, que no gobierna con complejos, cautelas, miedos y componendas, mantuvo una conversación con los dirigentes separatistas corsos y con la mujer de Yvan Colonna, el asesino, condenado a cadena perpetua –no revisable–, y para el que los nacionalistas corsos solicitan la amnistía. Y Macron, ante ellos y sin debilidad, les recordó que el Estado de Derecho es intocable en Francia, y que el terrorista Colonna cumplirá íntegramente su condena, o lo que es igual, que abandonará la cárcel cuando haya fallecido. «Ni olvido, ni indulgencia, ni amnistía». Sucede que en Francia la Derecha carece de complejos y existe, el socialismo no es traidor, el estalinismo del tipo de Podemos no tiene fuerza, y los nacionalismos se estrellan sin posibilidad de recuperación contra el muro de la Ley. El ex Primer Ministro Valls, que recibió un premio en San Sebastián con el nombre de Gregorio Ordóñez, condenado a cadena perpetua en la tumba del cementerio de Polloe por los esbirros de Otegui, también habló sin complejos. «El Gobierno de Francia habría actuado con mucha más dureza que el de España con los separatistas catalanes». Afortunadamente, el golpe de Estado de Puigdemont, Mas, Junqueras y demás fascistas de la raza, se ha topado con el Estado, que no con un Gobierno todavía asustado de haber aplicado el Artículo 155 de la Constitución en su versión más débil. El Ciento Cincuenta y Cinquito.
En Lovaina, al cumplirse los primeros cien días de la fuga de Puigdemont a Bélgica, el pobre hombre convocó un acto reivindicativo con el lema «Cien días de exilio». Acudieron desde Cataluña –contadas por los periodistas allí congregados–, 37 personas y 65 corresponsales de los medios de comunicación, de los cuales diez eran de TV3 y de la Rac de Godó. La gente está harta de este tipo y de quienes lo apoyan, y los españoles, desde Tabarnia a Andalucía, Valencia a Extremadura y Navarra hasta Galicia, empezamos a sentir una hartura con el garantismo belga que roza el desprecio. Para este domingo ha sido convocada en Barcelona la primera concentración de tabarneses, y su Presidente en el exilio, Albert Boadella, depositará una corona de flores a los pies del monumento de Rafael Casanova, aquel gran español partidario del Archiduque Carlos derrotado por Felipe V en la Guerra de Sucesión. Casanova no sólo no fue perseguido, sino que permaneció en Barcelona ejerciendo la abogacía sin que los Mozos de Escuadra, creados por el primer Rey Borbón, molestaran su libertad de movimientos.
La manifestación de Tabarnia será un éxito seguro. España no es Francia, y la fuerza del Estado está en la Justicia y las leyes. Los catalanes han perdido el miedo. Leo con estupor que el Partido Popular, con el fin de que corran los plazos legales, va a presentar a Albiol como candidato a presidir la Generalidad para desgastar a Inés Arrimadas, la triunfadora de las elecciones que permanece quieta y callada. Creo que en el PP se equivocan. Inés Arrimadas está actuando en Cataluña como lo hubiera hecho Mariano Rajoy. Y hace bien, porque el desgaste viene del fracaso de una investidura, no de la astucia de la inacción cuando matemáticamente y por la diferente calidad de los votos de Tabarnia y de Tractoria, los escaños independentistas son más. Podemos es independentista, y a ver si se entera de ello Rafael Hernando y la cúpula del PP.
Este circo habría fracasado en Francia. «Ni olvido, ni indulgencia ni amnistía». Un Estado de Derecho sin traidores es siempre más seguro.
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