Cristina López Schlichting
Cotilleo virtual
No creo que los menores se suiciden por culpa de la red. El doctor Francisco Alonso Fernández, quien presidiera la Asociación Europea de Psiquiatría Social, me explicó que el deseo de morir –la «pulsión tanática»– es, ni más ni menos, el síntoma de una enfermedad. Hubo tiempos en que se interpretaba el suicidio como un gesto de maldad y a los suicidas se les negaba la tierra sagrada. Hoy sabemos –y es gran consuelo para los deudos– que el suicida es un enfermo. Por eso creo que los niños que se quitan la vida encontrarán siempre excusas para hacerlo –la novia que les deja, el castigo del maestro, el problema con los amigos- sin que importe realmente la entidad del pretexto. Sin embargo, lo que cuenta el fiscal sí es importante en cuanto que revela un cambio histórico. Hoy en día la imagen que un adolescente tiene en la red es más importante para él que las marcas que viste o lo que le dicen sus compañeros en clase. ¡Y sabemos lo que le importa la imagen a un adolescente! Todos soportamos una imagen en la red –muchas empresas bucean en las redes sociales antes de contratar a una persona-, pero los adultos capeamos el temporal como podemos, a veces con sana indiferencia. Los chicos y chicas no tienen tantos recursos, porque se están haciendo. Supongo que protegerles pasa por seguirlos en Internet, pero sobretodo por hablar con ellos. De la misma manera que no dejamos que les esclavice el llevar el vaquero de marca o valorarse por lo que los demás piensen o digan de ellos, habrá que enseñarles que Internet no es más que un patio de vecinos. Un gigantesco mentidero donde abundan en especial las tonterías, las faltas de respeto, los exabruptos y los bulos más infundados. Cotilleo virtual.
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