Real Madrid
Créditos
No hay un solo entrenador en el mundo que disponga de crédito infinito. Ni siquiera Zidane, que en cinco meses conquistó la Liga de Campeones. Así figura en su currículo y en el palmarés de la competición. Los trofeos son el mejor reconocimiento de cualquier técnico; los resultados adversos, el peor enemigo. En la cartilla de «Zizou» también consta que antes de llegar a la cima, en 19 jornadas acumuló seis empates y dos derrotas con el Castilla, y sin embargo ascendió en el escalafón. Ahora son cuatro equis seguidas las que ponen en cuarentena sus conocimientos. La final de Milán es historia, y lo es que no pierde un partido oficial desde el pasado 6 de abril, cuando cayó 2-0 en Wolfsburgo. Lo que ahora se observa, con análisis profundos o superficiales, según de quien y de donde provengan, es que en ausencia de Casemiro y Modric la jerarquía, como el equilibrio y el rigor táctico, brilla por su ausencia. Frente a un escuadrón tan apañado como el Eibar, el desbarajuste, la ansiedad y los continuos errores en la entrega delataron una inquietante falta de fútbol y de equilibrio. El Madrid de Zidane no pierde, ni gana, y comparar sus números de temporada con los de Benítez –idénticos– es un recurso tan fácil como lógico. Es lo que hay y la maleta de Zidane es como la de cualquier entrenador: siempre está hecha.
La distensión y el extravío madridistas coinciden con el buen momento del Atlético, que juega mejor, que se atreve con la posesión y que en una semana empató en el Camp Nou, venció con solvencia en el Calderón al Bayern y cedió el paso a las selecciones con un triunfo incontestable en Mestalla. Las acciones de Simeone suben; bajan las de Zidane y Luis Enrique. Es fútbol, deporte de reyes destronados.
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