Alfonso Ussía

Cuidado con los bolsos

El tertuliano de «Intereconomía» Diego Cañamero, que según el nuevo director de Informativos de la cadena «tiene la cabeza muy bien amueblada», está camino de Barcelona para formar parte del tostón de la cadena independentista. El Coronil no está en Cataluña, pero todo lo que sea perjudicar a la unidad de España es objetivo prioritario del extravagante comunismo español. Si el eximio tertuliano considera que su deber es participar en la cadena humana, le sobran derechos para hacerlo. Extraña ese catalanismo tan hondo y arraigado en un andaluz. Extremeños y andaluces llevan años padeciendo los desprecios de los independentistas catalanes, que los han tildado de gorrones, vagos, folclóricos y ladrones del dinero que produce Cataluña. No obstante, es probable que Cañamero no se haya enterado, porque la libertad no obliga a informarse con el debido rigor. Para que no acuda en solitario al clamoroso evento encadenado, le sugiero que se lleve a su camarada, el tonto de Mijas, el de la «Vía Romana», con el fin de que se divierta durante la aburrida formación de la cadena. Y una advertencia a los independentistas que participen en la magna hazaña. Las carteras y los bolsos, en casa, a buen recaudo. Y si me apuran, también los bocadillos de butifarra, de salchichón de Vic y de fuet de marca. Los niños sin mochilas ni chuches ni útiles escolares. Cañamero es reincidente en la apropiación de bienes ajenos, y sabedor de que sus delitos no son perseguidos por el Ministerio del Interior ni sancionados por los jueces, es capaz de quedarse con lo que se le ponga a mano, lo que sea, que la cabra tira al monte, el jabalí a la dehesa, el zorro al gallinero, el colibrí a la flor y el comunista del SAT al bien ajeno. Después, que no nos vengan Mas, Oriol Junqueras, la Rahola, el presidente del «Barça» y Guardiola desde Munich con la eterna y humillante retahíla de que los andaluces roban a los catalanes. Si han invitado a Cañamero, allá ellos con las consecuencias que se deriven de la invitación, pero dejen en paz a Andalucía, que nada tiene que ver en este lamentable asunto. Y si le aburre la exclusiva compañía del tonto de Mijas, puede llevarse también a la gorda del carrito, que es un fenómeno, capaz de robar todas las «esteladas» y derrapar con ellas a cuestas por los chaflanes del Ensanche.

Es de esperar, que después de agradecerle el gesto y la incomodidad del viaje, el consejero de Interior del Gobierno de la Generalidad, sitúe a una pareja de Mozos de Escuadra en los aledaños del eslabón formado por Cañamero y compañía. Es mejor prevenir que curar. Quien no padece incomodidades después de cometer delitos continuados se acostumbra malamente al respeto por las leyes. Y Cañamero, el eximio tertuliano, está inmerso en esa sensación placentera que concede la inmunidad. Nada, que se le antoja la boina de un policía autonómico, y el policía se queda sin boina y santas pascuas.

Aguardo con enorme expectación el desarrollo de la cursilería encadenada. Creo que todo español tiene derecho a divertirse como le apetezca, y si la diversión consiste en formar una cadena muy larga, larguísima, y retornar al hogar con la satisfacción del deber cumplido y el gozo culminado, a nadie puede herir ni molestar semejante afición. Pero no lo olviden. Estará el tertuliano Cañamero. Los bolsos y las carteras en casa, bien camufladas entre las barretinas y las banderas del «Barça».