Rosetta Forner

David contra Goliat

David contra Goliat
David contra Goliatlarazon

No todo vale, aunque no lo parezca. Internet es un invento fantástico, con un lado oscuro que ha olvidado que la libertad y los derechos de todo individuo terminan donde empiezan los del otro. Afortunadamente, no todos se han tragado el anzuelo de la «accesibilidad», ni el que toda información pueda ser mostrada. Por lógica, debe existir el derecho a «seleccionar» qué información queremos que se muestre de cada uno nosotros («Derecho al olvido»). El «derecho a la información» y el que estén en internet «datos personales» susceptibles de dañar la reputación de una persona, sea ésta quien sea, no deberían ser compatibles. La erradicación de las «barreras sanas a nivel psicológico» con las que nos protegemos de la curiosidad ajena nos deja a la intemperie de la manipulación intersocial y fomenta la cotización a la baja de la libertad. En este mundo globalizado, se nos ha enseñado (en modo «reingeniería social»), que los límites son síntoma de estar «out» (fuera de onda o del «club del redil»), porque lo «cool» (guay) es enseñarlo todo, contarlo todo, mostrarlo todo (el último «invento» es el «selfie»). Cuando el individuo comprenda la trascendencia que tiene «enseñar» todo lo que hace o el hacer cosas para poderlas contar en internet, llegará tarde. Recuperar terreno, estratégicamente, es más difícil que mantenerlo. Por eso, deberíamos reflexionar seriamente acerca del cómo nos vinculamos con los «conocidos» en ese espacio cibernético donde todo y nada puede ser lo que parece o todo lo contrario. Como «coach» enseño a la gente a construir sanos límites personales con los que protegerse y defenderse de la intromisión ajena, lo cual pasa por no ir contando por ahí a cualquiera lo que uno es, hace, piensa o inventa, ni permitir incursiones de extraños. Mi enhorabuena al «David» Mario Costeja y las gracias al TJUE por poner un poco de cordura en este mundo de «cotillas globales» con careta de «selfies».