Reyes Monforte
De altos vuelos
Muchos hablarán de ella y de su vida pero era Sara Montiel quien más disfrutaba contando su historia y quien mejor lo hacía porque era capaz de versionarse a sí misma en cada entrevista. Como diva que era, contribuía sin reparos a engrandecer su leyenda. Recuerdo una noche en la radio cuando nos confió que había sufrido un accidente de avión, que el aparato había caído al mar y que ella había logrado salir por la ventanilla, y que otro día, quizá por la misma ventanilla, se le empezó a volar el dinero que llevaba en un bolso y que instantes antes ella contaba con verdadera afición. En ese maravilloso mundo de ilusión en el que supo escribir una página de oro, a veces la realidad se confundía con la ficción, pero mientras sirva para entretenernos y alimentar la magia se da por bueno.
Sara era una mujer de altos vuelos, y ayer emprendió el último. En el cielo debe haber algún cinéfilo empedernido, digno sucesor de Georges Méliès y los hermanos Lumière, que estará disfrutando ahora con la elaboración de un casting de primera. Que sepa que aquí en la tierra, maldita la gracia que nos hace. Maldita racha. Como se vayan todos nos vamos a quedar bastante solos. Espero que allí arriba Sara reparta besos.
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