Ely del Valle

De Mas a menos

De Mas a menos
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Muy mal hay que hacer las cosas para que 269.000 catalanes que en 2010 no votaron a ERC lo hayan hecho ahora, pasando por alto la desastrosa experiencia del tripartito. No hablo sólo de CIU y de su espantoso ridículo, que de eso ya se han ocupado los periódicos patrios y los de fuera -atención a los titulares de «Le Monde» o «Financial Times»- sino del resto de los partidos, que no han sido capaces de trasladar a los votantes la debacle a la que los aboca el nuevo dibujo del Parlament.

Que el PP bata palmas por haber conseguido un escaño más del que tenía es, cuando menos, una actitud preocupante, y que el PSOE saque pecho porque sólo ha perdido ocho escaños, no es más que el reflejo de la situación de hambruna patológica que vive la formación. En ambos casos es para hacérselo mirar seriamente.

A Mas le ha pasado factura la misma cacicada que en su día llevó a Cascos a convocar unas elecciones anticipadas; en los dos casos, no tuvieron reparo en lanzarse al río con el ego atado al cuello, anteponiendo sus intereses personales a los de los ciudadanos a los que representan.

Tras las elecciones catalanas hay dos triunfadores claros: Esquerra, que vuelve a tener agarrados por salva sean las partes a un Govern que se las va a pasar canutas para solventar su crisis económica, y Ciudadanos, que ha sabido ver que el carisma de un líder lo es todo.

El resto podrá decir misa, pero más valdría que optasen por la penitencia en vez de por desgastarse en mascletás inútiles. Por lo demás, daría cualquier cosa por ver cómo Mas explica a sus cuñados el plastazo en la próxima comida familiar. Las risas se van a poder escuchar en Cuenca. Seguro.