Política

Ely del Valle

De UGT a «úntate»

De UGT a «úntate»
De UGT a «úntate»larazon

Carteras falsificadas y agendas de lujo. Hay realidades que elevadas a la categoría de metáfora definen más que cualquier otra cosa. Corría 2010 cuando en un Rodiezmo de capa caída Cándido Méndez –pañuelo rojo, puño en alto y vena cava en modo Patiño– se refería a Francisco Camps como «roba-trajes, roba-relojes, roba-coches». Por aquel entonces, ahora lo sabemos, las carteras fotocopiadas, las agendas pijas, las facturas manipuladas, las comidas con «de todo», las pancartas de diseño y el expolio a manos llenas ya eran costumbre en su sindicato y multiplicaban por millones el gasto del expresidente valenciano en trajes. Méndez y la UGT se han convertido en el más claro exponente del dime lo que criticas y te diré de qué pie cojeas. Demoledor para una organización cuya única razón de ser es la de ayudar a los mismos trabajadores a quienes presuntamente han estafado. Ellos, que tanto han criticado las subvenciones a la Iglesia o a las víctimas del terrorismo, agonizan tras haber sido pillados por el carrito del «helao» de las evidencias que les ha dejado con el culo y las facturas al aire. Tras los últimos escándalos conocidos, el futuro de los sindicatos se vislumbra más negro que el guardarropa de Raphael y pasa, indefectiblemente por subsistir sólo a base de la cuota de sus afiliados si es que después de esto les queda alguno con ganas de apostar a un caballo que, a medida que ha ido perdiendo sus dientes, se los ha repuesto de oro macizo. El Estado no puede seguir soltando el dinero de todos a quienes han demostrado que son incapaces de gestionarlo más allá de su propio beneficio, como tampoco puede seguir delegando esa responsabilidad en gobiernos que, en el mejor de los casos, han pasado olímpicamente de investigar y confirmar si realmente ese dinero iba a parar a donde correspondía.