Manuel Coma

Destinos enlazados

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Israel nunca ha querido delegar su seguridad en nadie, pero nunca ha ignorado que el apoyo americano le era indispensable. En Washington saben que, si se lo ponen muy difícil, Jerusalén puede llegar a actuar por su cuenta, pero esperan poder evitarlo. En Israel no se descarta la posibilidad in extremis, pero los estremece tener que llegar a ello. Con Obama queriendo congraciarse con los islámicos y los ayatolás avanzando lentos pero seguros hacia el arma nuclear, el tema está candente. La supuesta Primavera Árabe, mucho más islámica que democrática, no ha hecho más que añadir leña al fuego. De momento ha debilitado a vecinos peligrosos, pero sustituyendo enemigos retóricos por ideólogos obstinadamente hostiles. No pueden permitirse el lujo de pasar a la acción, pero esperan hacerlo. Para Obama, la adolescente ilusión de que los que se proclaman enemigos son meras víctimas de la falta de cariño de los intolerantes halcones americanos ya se ha disipado en buena parte. Sus palabras a los ayatolás son mucho más duras. Pero sigue sin querer líos y necesitando el voto judío, demócrata en un 90%, proisraelí, pero despectivo de Netanyahu. Éstas son las coordenadas de la visita.