Crisis migratoria en Europa

Dibujos

La Razón
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Francisco se trajo al Vaticano desde Lesbos un montón de dibujos que le entregaron los niños que visitó en el campo de refugiados de Moria. Algunos de ellos se los enseñó a los periodistas que le acompañaban en el vuelo de regreso a Roma. Le habían impresionado por su realismo: un niño ahogándose en el Egeo, el sol llorando ante un naufragio, un hogar bombardeado. «Quieren la paz porque sufren» les dijo a nuestros colegas. Los niños expresan sus sentimientos mejor con dibujos que con palabras sobre todo cuando el lenguaje les separa de la persona con quien quieren comunicarse. No es de extrañar por eso que sean muchos los niños que envían al Papa sus dibujos. Hace algunas semanas se ha publicado un libro titulado «El amor antes del mundo». Son las respuestas del Papa a Ryan, Joao, Natasha, Emil, Yfan, Alessio, Juan Pablo, Mohammed y otros niños de todo el mundo que le han escrito acompañando sus cartas con dibujos. Inglés, español, árabe, ruso, francés, chino son, entre otras, las lenguas usadas pero hay sobre todo un lenguaje común transnacional: los dibujos, tan elementales como expresivos. En sus breves textos le plantean muchas preguntas sobre su vida y sus sentimientos, sobre cómo resolver los conflictos en el mundo, sobre las causas del hambre, la familia, las alas de los ángeles, el diablo, el infierno. Bergoglio responde a todas y cada una de las preguntas y comenta los dibujos con su lenguaje directo, sencillo, accesible a la capacidad intelectiva de niños cuyas edades no superan los once años. «Me gusta ser padre, no podría pensar en mí mismo sino como un padre» le escribe a la irlandesa Clara. Y como un padre echa de vez en cuando, siempre que puede, una mirada sobre estos dibujos que revelan la inocencia, ese sagrado don que Dios nos ha dado a todos y que, desgraciadamente, vamos perdiendo con los años.