Julián García Candau
Diego o Iker
Mourinho necesitaba una coartada para dejar en el banquillo a Iker Casillas. La que buscó era argumento insuficiente y con ello únicamente logró crear en Adán un sentimiento de frustración que tardará en superar. Ahora tiene a Diego López, que no sólo ha hecho buenos partidos, sino que, además, ha protagonizado paradas que, cuando se adjudican a Casillas, se hace reclamando la ayuda del santoral.
Casillas ya está recuperado de la lesión. En teoría, está en condiciones de ocupar de nuevo la portería. Esta vez es indudable que la duda no puede obedecer solamente al deseo de venganza de Mourinho. En casos normales, el titular recupera el puesto después de la lesión o la sanción. Que Casillas volviera a la portería obedecería a las normas habituales. Es justo comprender que por una vez, si el entrenador no hiciera el cambio en la primera semana, en Zaragoza, podría argumentar que necesita más preparación para el regreso.
Habrá polémica si Casillas no vuelve. Por su historial, tendrá defensores que argumentarán los derechos acumulados. A favor de Diego López se dirá que ha hecho méritos suficientes para que se le mantenga. Tal vez Mourinho se esté relamiendo. Las circunstancias se lo han puesto mejor que al felón de Fernando VII. Sería sorpresa que en Zaragoza hubiera ya relevo.
Mourinho es maestro en crear polémicas y en lanzar incógnitas. Ahora, promueva la propia. El tal Jorge Mendes ya ha puesto en marcha el mercado, aunque ni exista el deseo del cambio.
Posdata. Xavi reclamó a Iker para París. Detalle de gran compañero.
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