Julián Redondo

Director

La Razón
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«En Sicilia las mujeres son más peligrosas que las pistolas» («El Padrino») y en España hay amigos que los carga el diablo. ¡Demonios! Palmadita en la espalda que deja un rastro de envidia sólo perceptible cuando el curandero descubre el mal de ojo. En el país de Antonio Machado se aprueba sin esfuerzo la oposición a papanatas. Por defender lo indefendible de Rossi, quienes crujen a Márquez por no reventar el Mundial a Lorenzo, le llamarían idiota por favorecer a un extranjero. Tampoco Del Bosque se libra de la guadaña. Recibió el patrón de Luis y no modificó ni el largo, ni el talle ni las costuras. A partir de la fórmula mágica exhibida en Viena (2008) repitió éxito inenarrable en Johannesburgo (2010) y puso una pica en Kiev (2012). Pero fracasó en Brasil y le estaban esperando. Ha recibido estopa por activa, por pasiva, por madridista, por no recoger la insignia y por perifrástica. No ha puesto la otra mejilla; tampoco ha respondido. Ha soportado que el Nicholson de turno le espetara «no voy a hacerte daño, ‘‘Vicente’’ (Wendy), sólo voy a arrancarte tu jodida cabeza» («El Resplandor»). Ha seguido su camino, recto, como siempre, ha vuelto a clasificar a España para una fase final de la Eurocopa y después, por mucho que le pese a Villar, lo dejará. Es una pena porque sería un excelente director deportivo de la RFEF. ¿Quién mejor?