«Do ut des»

Esta vieja máxima latina podríamos traducirla por «trata a los demás como quieres que te traten a ti». Y viene a cuento por el comportamiento del tal Sánchez (nunca alguien tan ignorante llegó tan alto ni un partido serio y centenario tan bajo) con quien es el presidente del Gobierno de España, a quien no voy a defender. Parto, en primer lugar, de que todos aquellos –todos– que han tenido contacto con los virus Bárcenas, Gürtel o Taula en el PP deberían abandonar definitivamente la política. Si no han hecho nada, pues a casa porque fueron poco vigilantes en el control de sus subordinados o colaboradores. Si han hecho, pues que la justicia (con minúscula, porque en España al ritmo que va no es Justicia) dé buena cuenta de sus responsabilidades. En segundo lugar, aplíquese esta misma receta a aquellos que en el PSOE, CC OO y UGT han rozado el virus ERE y los falsos cursos de formación.

En Podemos, que se investigue rápidamente si se han financiado o no de dos fuentes ejemplares como son Venezuela e Irán, y el señor Errejón a su casa por no ser escrupuloso con el sencillo trámite administrativo de la Universidad de Málaga. Para estar en política, hay que ser muy muy honrado, Y recuerdo que alguien dijo que los errores de los políticos se pagan con la dimisión (¿Ayuntamiento de Madrid?).

Y, ahora, el tema principal de mi artículo. ¿Pretende usted, señor Sánchez, exigir respeto cuando no lo ha tenido con la máxima autoridad política de España? Usted, que atribuye la Ley del Divorcio a su partido cuando fue UCD su responsable. Usted, que va de chulo de barrio y no acierta ni con el vestuario. Y miedo no nos da que el PP deje el poder, sino que usted vaya a gobernar con una amalgama de fuerzas perdedoras, lo peor de la política: populismo totalitario, proterrorismo, hispanofobia, separatismo y liberticidio. Y no vaya de purista por la vida: Chaves y Griñán se fueron cuando les dio la gana. Regeneremos la política, sí, pero en todos los partidos.