Doble moral

Doble moral la de los bancos, que han tardado años en paralizar los desahucios a las familias en situación extrema cuando hace seis condonaron una deuda de 33 millones de euros al PSOE sin pedirle a cambio ni un ladrillo de Ferraz.

Doble moral la de Mas, que afirma que en una Cataluña independiente habría dación en pago desde hace ocho meses, cuando hace precisamente ocho meses, CiU votaba en el Congreso en contra de esta medida.

Doble moral la de los jueces de Barcelona que ralentizarán los procesos judiciales en curso que afecten a políticos para no interferir en los resultados electorales, sin aclarar que quien más procesos tiene en marcha es precisamente CiU.

Doble moral la de las centrales sindicales, que llaman a la huelga general en contra de los recortes del Gobierno cuando CC OO y UGT han puesto en la calle a más de 600 trabajadores aplicando la reforma laboral por la que protestan.

Doble moral la de los «intelectuales» que se adhieren a dicha huelga para evitar que «sigan subiendo los impuestos a los pobres para mantener el estatus de los ricos» mientras exigen que a ellos, pobres millonarios, se les siga subvencionando.

Doble moral la de Iberia, que despide a 4.000 trabajadores cuando su presidente gana más de 900.000 euros al año y tiene una cláusula por despido de 2 millones y medio.

Doble moral la del concejal que negó conocer al organizador de la tragedia del Madrid Arena. Hoy, que hay documento gráfico al respecto, sabemos que quien miente una vez puede mentir cientos. Y doble moral la de quienes critican a Marcelino Iglesias por sacar a colación los muertos del nacionalismo radical. Inmoral, le llaman, sin percatarse de que, visto lo visto, más vale pecar por defecto que por exceso.