Selección Española
Don Andrés
Cristiano y Messi ocupan las portadas del universo balompédico un día sí y otro también. Las televisiones de todo el mundo adquieren resúmenes de la Liga cargados de goles, atractivo imprescindible más allá del resultado en cualquier rincón del planeta. Los goles los firman Messi y Cristiano, Cristiano y Messi. El origen del gol es un relámpago, tampoco la trama existe, sólo el remate, el beso del balón en la red, para la lírica; la portería quebrantada, para la épica. Ambos emprendieron hace tiempo una carrera salvaje hacia la meta contraria; sortean obstáculos; defensas por el suelo; cancerberos, arrodillados. En la tristeza del otro encuentran su dicha. Pero es sólo una parte más del fútbol. La consecuencia de esos registros inverosímiles es el Balón de Oro, el título individual más valorado por un futbolista. Messi y Cristiano hace casi un decenio que se lo reparten porque son los dueños del gol, protagonistas exclusivos de los resúmenes televisivos.
En esos 90 segundos de ráfagas con idénticos arietes, a Iniesta es muy difícil verlo. Así le sucedía a Xavi, emocionado en Valencia cuando sus compañeros de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) le entregaron la insignia de platino y brillantes que le impuso su madre. Xavi se perdió ese trofeo porque algunos no ven más allá de sus narices con elementos de juicio tan simples como el gol, nada más y nada menos. Se obcecan con la pareja estelar. Ni siquiera removió sus conciencias el golazo de Iniesta a Holanda en la final del Mundial en Johannesburgo. Puede que ni siquiera ahora, empapados de Eurocopa y salpicados de Copa América, miren más allá de su limitado horizonte y mantengan la vista fija en el futbolista argentino, que lleva ventaja, y en el portugués, que se desespera. Y puede que, como el algoritmo azerbayano, no presten atención a la música de Iniesta, un jugador celestial, en la cumbre de su carrera deportiva, lanzado a por ese Balón de Oro que le niegan reiteradamente quienes, cortos de vista, no alcanzan con el foco más allá de los resúmenes. Ellos se lo pierden.
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