Iñaki Zaragüeta
El calvario de Sánchez
Ni la presidenta del socialismo andaluz, Susana Díaz, ni el que fuera todopoderoso en el partido, Felipe González, guardan ya las formas con su «líder», Pedro Sánchez, como si tuvieran la convicción del fracaso en el asalto a la presidencia del Gobierno. Uno y otra, Susana y Felipe, protagonizarán el cierre de la campaña electoral en Sevilla. ¿Una premonición? El peso político, externo e interno, de ambos adquiere cotas inaccesibles para el peso específico, externo e interno, de Sánchez y Rubalcaba, que harán lo propio en Fuenlabrada. Aquéllos fueron grandes vencedores en las consultas electorales, y éstos congregan al gran derrotado con los peores resultados de la historia del PSOE y a quien las encuestas auguran agrandar más el agujero negro de la decepción. Todo ello puede justificar la inexpresividad de Sánchez en el debate del lunes con Rivera e Iglesias. Su preocupación alcanza cotas tan altas que ni aprovechó el comportamiento a su favor por parte del moderador. Como dice algún periodista radiofónico, el billete que ha sacado Díaz para el primer AVE de Sevilla a Madrid el 21 de diciembre para facilitarle la salida debe hacer demasiada mella en su ánimo hasta provocar que el fantasma de la frustración se convierta en compañero inseparable. Si la confianza es una cosa de las más preciadas para la persona, Sánchez afronta el peor de los calvarios. Si los suyos no se la otorgan, ¿quién se la va a dar? ¿Las urnas? El día 20 lo sabrá. Así es la vida.
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