Francisco Marhuenda
El cambio en Andalucía
Un error comúnmente aceptado es que el PSOE es el partido más importante en Andalucía. La realidad es que perdió las pasadas autonómicas, aunque pudo gobernar gracias a su alianza con la izquierda radical y antisistema de IU. El PP es el partido más importante, además, en el ámbito local ,ya que gobierna la mayor parte de capitales y diputaciones, así como numerosas ciudades. Andalucía y Cataluña han sido los tradicionales graneros de votos del PSOE. Las circunstancias son distintas. En el caso catalán, al igual que sucede en el País Vasco con el PNV, el electorado de centro derecha se reparte entre el PP y una formación nacionalista, CiU, pero los planteamientos ideológicos y programáticos son similares. Los socialistas han jugado muy bien en Andalucía la baza del victimismo y la confrontación social. Durante la Transición contaron con la inestimable ayuda de tener al frente del PSOE a Felipe González y Alfonso Guerra, que son andaluces. La lucha de clases, aunque una buena parte de los dirigentes del socialismo español, como sucede actualmente, provenían de las clases medias y altas, es un mecanismo que han comprado muy bien los votantes andaluces. El espantajo de una victoria de la derecha ha sido un factor de movilización impagable para un socialismo que tiene una concepción patrimonial del poder. El PP tiene un reto importante en Andalucía, que es gobernar, porque ya ha conseguido ganar, pero necesita lograr la mayoría absoluta. La elección de Juan Manuel Moreno como líder es un gran acierto, porque compendia los valores que se necesitan para alcanzar la victoria. Es cierto que había más candidatos, pero sus condiciones explican su elección. No tiene un camino fácil porque Susana Díaz se ha erigido como un claro referente en el erial en que se ha convertido el socialismo español. Con ironía se habla del Partido Susanista Obrero Español, porque hace mucho tiempo que la ideología se ha visto sustituida por el oportunismo y el personalismo. Los militantes y simpatizantes necesitan animarse porque la situación es desoladora. Por ello, los mensajes simples, evanescentes y contradictorios de la presidenta andaluza ofrecen algo de esperanza en la actual desorientación del PSOE. Moreno es joven y con experiencia, así como con un perfil social que le alejan de la descalificación de los «señoritos» andaluces que tan bien le ha funcionado a los socialistas. Al nieto de un jornalero e hijo de una familia humilde no se le puede atacar con los topicazos habituales. Es cierto que intentarán la descalificación que tan bien les ha funcionado en otros casos, pero no tienen margen. España afronta un ciclo de recuperación económica, que será más acelerado de lo que auguran los economistas de izquierda, los nuevos profetas de la catástrofe, y los organismos internacionales y los servicios de estudios que tienen una curiosa perseverancia en sus errores. Este escenario favorece al PP, pero cuenta además con una base territorial en Andalucía que le puede permitir alcanzar la victoria en las autonómicas. El PSOE está agrietado por los graves escándalos que se están viviendo en Andalucía y que ascienden a centenares de millones. No obstante, lo importante es que se necesita cambiar el gobierno autonómico para que no sea la eterna líder del pelotón de cola. Andalucía tiene las condiciones para ser uno de los motores del crecimiento económico, pero no lo será con un gobierno de izquierdas.
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