Alfonso Merlos
El corralito de Carmena
¿Alguien imagina lo que estaría saliendo de la boca de Carmona si a la alcaldesa Esperanza Aguirre se le hubiese ocurrido patrocinar una «Web de la Verdad»? Yo sí. Antonio Miguel llevaría toda la semana de plató en plató denunciando el intolerable atropello a las libertades de la lideresa. Incluso, entre tele y tele, habría tenido ocasión de agarrar un megáfono para que su cabreo se escuchase de viva voz en el centro de la Plaza Mayor, o en la Puerta del Sol, o en la Cibeles.
Pero la cuestión aquí es Carmena. Y su actitud es inaceptable. Es la suma del no querer o no poder o no saber frenar las ocurrencias de algunos de sus extravagantes, mendaces, peligrosos e incompetentes concejales. Porque asistimos a un hecho gravísimo. Se empieza creando un tablón de anuncios de la verdad y se termina por crear un Ministerio de la Verdad (Suprema).
No. Esto no es simplemente un ataque a los periódicos. Es mucho más serio. Una ofensa a quienes tienen derecho a la libertad de información y opinión: 47 millones de españoles. Son los ciudadanos (incluidos los que no votan a partidos antisistema) los que tienen derecho a que a los periodistas se nos deje en paz haciendo nuestro trabajo, sin coacciones ni amenazas ni alertas. Sin listas negras, que son las propias de cualquier régimen menos del democrático.
Podemos ni nos ha llevado ni nos llevará a ningún corralito bancario. Pero en el ayuntamiento de Madrid quieren un corralito de periodistas, un rebaño controlado, dócil. ¿Se acuerdan de las palabras hace medio siglo de Salvador Allende? «El deber supremo del periodista de izquierdas no es servir a la verdad sino a la Revolución». Pues eso. Preocupante. Muy preocupante.
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