Relaciones internacionales
El cortés
Lleva la cortesía a flor de piel. E incluso, bajo la piel. Lo cantaron Jorge Cafrune y José Larralde –mejor el primero–, en una balada del norte argentino. Eso, que se quedaba la ternura, como resolana, debajo de la piel. La ternura, la voz que aborrecía Mingote. Cuando era homenajeado, el parlanchín de turno destacaba del gran Antonio su «inconmensurable ternura», y Antonio, por lo bajini, trinaba en grajo: «La ternura, la ternura, que se meta la ternura por donde le quepa, pedazo de cursi». Un acrisolado entrevistador conversó con Miguel Mihura, el formidable autor, inventor de la mano de Antonio de Lara «Tono» de un humor inteligente, fresco, imprevisto y lúcido. El entrevistador glosó «la ternura de don Miguel para con los canes. Siempre se hace acompañar por un perro cuando se va de vacaciones». Y Mihura se divertía «con su ternura para con los canes» hasta que decidió quitarse la máscara. «No viajo con un perro por ternura. Lo hago, porque si alquilo una casa en la que no he vivido nunca, suelto al perro. Y cuando veo que el perro ha elegido su sitio, le doy una patada y coloco allí mi sofá. Los perros tienen una gran instinto para encontrar el mejor sitio de las casas».
Pablo Iglesias es muy de ternuras. De ternuras aparentes, muy superficiales, porque en la resolana, debajo de la piel, acumula un resentimiento pavoroso. Y es cortés. Al menos, ha decidido ser cortés con Barack Obama, lo cual resulta edificante porque su compañero de coalición, el bolchevique Garzón, está moviendo a sus masas –sus masitas, mejor–, para protestar por la visita a España del presidente de los Estados Unidos. Garzón no es cortés. Los que lo conocen bien le dicen el «lelo», y por algún motivo se lo dirán. Cortés con mayúscula era don Clodoaldo, el fundador de «Jockey» y el «Club 31», prodigios de la gastronomía española. Fue el triunfador, con sus restaurantes «Toledo» y «Granada» de la Gran Exposición Universal de Nueva York. Contaba divertido que más de un centenar de clientes americanos le pidieron su mediación para saludar personalmente con el fin de felicitarlos por su maestría, a los señores Velázquez y Goya. Y Clodoaldo, por no decirles que eran unos burros, se excusaba siempre de la misma manera. «Están agotados y se han marchado a su hotel». Clodoaldo es protagonista de un soneto demoledor de Agustín de Foxá, escrito en colaboración con José Vicente Puente: «Forman vuestra Corte de adulones,/ flamencos, tortilleras, maricones,/ el Cuerpo Diplomático y Cortés». Bueno, hasta aquí una pequeña muestra de Memoria Histórica, para que los que se dedican a eso se aperciban de su ilimitada incultura.
Iglesias, el cortés de la ternura, no el Cortés de «Jockey», ha aceptado la invitación oficial para compartir almuerzo con Barack Obama. Se vestirá con chaqueta y corbata, lo cual ha sido muy celebrado en el Pentágono. No obstante, y para que Obama no se crea lo que no es, ha dejado claras sus diferencias y limitaciones. «Voy por cortesía. La comida y las fotografías me sobran. Querría hablar de política con él». Estoy seguro de que Obama también quiere hablar de política con Iglesias, pero va a ser difícil. A pesar de la importancia mundial de Iglesias, no creo que lo vayan a sentar junto a Obama, y en eso sale ganando Iglesias. Porque si de política hablaran, lo primero que Obama le preguntaría a Iglesias sería acerca de Venezuela, sus relaciones, su larga colaboración con el comunismo bolivariano, su postura ante la condena injusta a Leopoldo López y la cuantía de sus continuos trinques venezolanos. De ahí, que lo más provechoso para Iglesias es que el saludo de cortesía se quede en eso, en un «hola, ¿qué tal?» sin más pretensiones.
La comida, lo ignoro. Pero las fotografías jamás le han disgustado al pretencioso cortés. Otro cualquiera se daría con un canto en los dientes por compartir, aunque sea en la lejanía, uno en Madrid y el otro en Cuenca, una comida con el presidente de los Estados Unidos. Ahí queda la foto del saludo para el currículo y los nietos. Porque Iglesias no asistirá por cortesía. Asistirá porque desde que recibió la invitación oficial, tiene el antifonario hecho agua de la ilusión. Y pisará las reales alfombras de los Stuick, que tanto impresionaron a Rivas Cherif, el cuñado de Azaña. «¡Joé, qué alfombras, la madre que las parió»!
Obama está de vuelta, a punto de finalizar su mandato. No creo que pierda mucho tiempo con Iglesias. Iglesias acude por cortesía, y Obama saludará a Iglesias por protocolaria educación. Es decir, que se deje de vainas, aproveche el momento, coma bien y hágase fotos.
Pd. El presidente Obama, habiendo conocido las manifestaciones del líder mundial Iglesias, ha decidido a última hora solicitar la suspensión de la comida oficial.
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