Julián Redondo

El doblete

El doblete
El dobletelarazon

Sin Ronaldo, ganó el Real Madrid la Copa al Barça. Ancelotti no ha necesitado un segundo año para meter un título en las vitrinas del club. Uno de uno. Gloria al campeón. Martino empezó pronto la recolección con la Supercopa que «empató» al Atleti y frenó en seco. Ni «Champions» ni Copa, y se le negará la Liga si no es capaz de rescatar al equipo del desánimo y a Messi de ese misterio trascendental que le tiene desenganchado del equipo y del fútbol. No es un futbolista acabado ni una estrella en el ocaso; es un jugador triste, que entra al campo compungido, sin chispa ni ganas. La princesa está triste, ¿qué le pasa a la princesa? Ni siquiera Neymar, la calidad varada, le reanima con sus ganas, o Iniesta con esa agresividad desconocida del artista que observa cómo el lienzo pierde color y se difumina.

La cara de la moneda es el Madrid. Las crisis de los dos grandes viaja permanentemente con el puente aéreo. Están abonados y no lo pueden remediar. Es tal su grandeza, tanta su magnitud, que se diría que sólo ellos cruzan desiertos, atraviesan túneles y caen en abismos que el resto de la humanidad balompédica no sufre. Que sólo ellos se constipan, pasan el sarampión y celebran éxitos y onomásticas... Aún me saluda cariñosamente Enrique Cerezo, aunque lee que el Madrid va «a por el triplete», palabro que sin comillas significa esto, literalmente: «Secuencia de tres nucleótidos en un ácido nucleico, y en particular en un ARN mensajero». El Atleti no puede optar al «triplete» porque el vecino le dio un repaso en la Copa, pero opta al doblete, sin comillas, y ése es su mensaje, callado, final a final, si los próximos cinco partidos de Liga y el Chelsea no lo impiden.