Elecciones en Estados Unidos
El eructo del consejero y el huracán
En la obra de Paracelso, alquimista y médico suizo del siglo XVI, se mencionan cuatro espíritus elementales correspondientes a los cuatro estados de la materia: los gnomos de la tierra, las ninfas del agua, las salamandras del fuego y los silfos del aire. Del aire, quizá del éter, ha debido de aterrizar el consejero de Medio Ambiente, José Fiscal, para ingeniar el que ha sido el regüeldo de la semana. El consejero ha visitado Almería; hasta ahí, nada extraordinario. (La cuestión realmente es si alguna vez sucede algo extraordinario en su negociado, donde las más de las veces lo etéreo se combina con lo sobrenatural.) Como los silfos o las sílfides, esas criaturas identificadas con el aire en los tiempos de Paracelso, el consejero se sitúa en un lugar a medio camino entre los seres materiales y los inmateriales, pese a que la intención de Fiscal sea corporeizarse mediante las tachaduras del ruido. En Almería, como se decía, el titular de Medio Ambiente de la Junta le ha recordado a Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos, que ha de cumplir los compromisos de la limpieza nuclear de Palomares. Las palabras, como dijo el poeta, son aire y van al aire. Y menos mal, diría alguno. Si Trump hubiera oído la voz del consejero desde la península cabría haberse oído el lamento de desesperación del nuevo mandamás del mundo al modo del otrora mandamás del Betis: «Me estáis exigiendo que me estáis cansando». Y conflicto diplomático al canto. Tal vez el consejero, acostumbrado a los alicortos usos de su competencia, haya pensado en aquella máxima del batir de las alas de una mariposa que provoque un huracán en la otra parte del globo. Y para eructos, los del magnate estadounidense tras merendarse al gnomo, la ninfa, la salamandra y el silfo.
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