Julián Redondo
El gancho de Gracia
José Luis López Cerrón, presidente de la Federación Española de Ciclismo, no cobra. Le gustaría; pero no puede. En caja no hay un céntimo; más de un millón de euros se han ido en pleitos y controles antidopaje. Castaño, su antecesor, percibía un sueldo; por ello reclama 8.000 euros en concepto de atrasos y vacaciones no disfrutadas. Hay corredores de la selección que se pagan los gastos para competir en el extranjero. Y consiguen medallas para el deporte español, que en los dos últimos años ha visto recortado el suministro de oxígeno del Consejo Superior de Deportes en más de un 50 por ciento. En 2012 la subvención del CSD bajó a 47 millones de euros; en 2013, otro estacazo, 34 millones. El ministro Montoro impone la economía de guerra sobre cualquier otro criterio; aunque desaparezcan federaciones nacionales, que desaparecerán; aunque entrenadores reputados, como Suso Morlán, emigren. España no puede pagarlos. Son los recortes severos, la recesión que afectará a los resultados y al crecimiento; la miseria, en fin. Sin embargo, hay quien en medio de la tempestad descubre que la cáscara de nuez es el «Queen Mary». Carlos Gracia, por ejemplo. El presidente del Automovilismo español (RFEDA), sancionado con ocho meses sin carné por superar la tasa de alcohol en un control, logró que la asamblea de su federación rebajara un 23% el presupuesto de 2013 y, por el contrario, le aumentara un 6% el sueldo hasta los 134.696 euros anuales. A veces uno llega a entender las reacciones de Montoro, con menos gancho que Gracia.
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