Toni Bolaño
El imposible frente anti secesionista: PP, PSC y C’S
En Madrid todas las miradas se dirigen al Palacio de La Moncloa. Rajoy fue claro «no habrá independencia». En Cataluña la semana ha sido agitada. Mas fue recibido por el Rey Felipe dos días después de cerrar su coalición –mal llamada lista unitaria– con ERC y el apoyo de las entidades soberanistas –mal llamadas sociedad civil–. En Madrid, se aspira y se suspira por un pacto constitucionalista que plante cara al soberanismo.
El PSC ha dejado de lado el derecho a decidir para apostar, sin prejuicios, por una reforma constitucional que sería votada por todos los ciudadanos españoles. Iceta no ha descartado acuerdos de izquierdas, o sea con la nueva formación que todavía no tiene nombre aunque se baraja la marca «Catalunya, sí que es pot», pero quiere hacerse valer aunque sabe que el PSC será desbancado por Ciudadanos y por la izquierda.
Sin embargo, los socialistas no cierran ninguna puerta. Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, propuso a Rajoy y Sánchez que los partidos constitucionalistas apoyarán al más votado ante la mínima posibilidad de formar un gobierno no nacionalista. Ciudadanos no exige planteamientos previos sino que aspira a coger la calculadora la noche electoral. Miquel Iceta mantiene un discurso en el que prima la reforma de la Constitución pero no rechaza de plano la oferta de Ciudadanos. Tampoco lo hace Carme Chacón, la cabeza de cartel socialista en las generales. «Quiero sumar con todo el mundo que quiera que nos demos la mano Cataluña con el resto de España», afirmó en una entrevista en «Espejo Público» y añadió: «A mí me gusta la suma, creo que cuantos más mejor».
El único que ha planteado un frente no soberanista ha sido el PP de Alicia Sánchez Camacho. Los populares, con malas perspectivas electorales y sin liderazgo, no han tenido una respuesta positiva de nadie. En el PP catalán se esperaba que Mas no convocara el 27-S y «está con el paso cambiado», comentan algunos dirigentes. De momento, el PP no ha designado todavía a su candidata... o candidato.
En este bloque constitucionalista puede aparecer un nuevo actor: Unió Democrática de Cataluña. Liderados por Duran i Lleida intentarán hacerse con un electorado nacionalista que no haga el juego a las veleidades de Mas. Las encuestas les otorgan una mínima representación. Entre 3 y 6 diputados, que a la postre pueden resultar también claves. Duran insiste en un mensaje dirigido al votante tradicional de CiU que ahora se ve en la tesitura de votar a Romeva, Casals y Forcadell. Los primeros provenientes del PSUC y la tercera de ERC.
Mas todavía no ha explicado cual será esa «mayoría suficiente» necesaria para iniciar lo que llaman la «desconexión» con España. En el mundo independentista afirman que con la mayoría absoluta «aunque sea por un diputado» es suficiente. Sin embargo, Mas mantiene silencio sobre esta cuestión mientras mira de reojo a Europa. De hecho, el silencio es tan clamoroso que en los acuerdos con ERC se ha puesto sordina a lo que hace un tiempo era el eje de su propaganda: Catalunya, nuevo Estado de Europa.
En Cataluña, las cosas van por otros derroteros. Mas coloca al frente de su lista a Raúl Romeva, ex eurodiputado de Iniciativa per Catalunya-Verds. Todo un guiño con el objetivo de cerrar el paso a la izquierda que se agrupa en torno a Podemos, Ada Colau y los ecosocialistas. A los únicos que ve como un peligro. Este va a ser el gran caballo de batalla.
Estos grupos anunciarán esta próxima semana su nueva marca y desvelarán su cabeza de cartel. Podemos, Iniciativa, Esquerra Unida i Alternativa, y los grupos que apoyan a Colau ya han cerrado el acuerdo. Sólo queda pendiente la decisión final –mañana lunes– de Procés Constituent, el partido de la monja Forcades, que aspira a liderar la lista. No será así. Algunos apuntan con sorna que el mejor sitio para Forcades «es el convento». También hay que tener en cuenta, que parte de este grupo apuesta por un acercamiento a las CUP.
Sea como fuere el resultado final, la nueva izquierda catalana es la única fuerza, según las encuestas, que puede aguar la fiesta soberanista. Las encuestas la sitúan por encima de los treinta diputados. Esta fuerza emergente se postula a favor del derecho a decidir pero también decididamente en contra de la independencia. La primera reacción a la lista de Mas y Junqueras ha venido directamente de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Si bien en un primer momento se apuntó a la manifestación del 11 de setembre, ahora marca distancias. Considera que el 11-S es partidista porque la ANC y Òmnium Cultural están en la lista de Mas. Esta representación será clave porque puede romper la mayoría absoluta al que aspira el soberanismo y son necesarios para conformar mayorías.
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