Fútbol
El nombre oculto
Decidido y secreto. El nombre del entrenador de la Selección podría salir antes de una galleta de la fortuna que de la boca de Ángel María Villar. Hay un sucesor de Vicente del Bosque, un técnico reputado, con currículo, conocido, posiblemente admirado, aunque ya se sabe que en el fútbol el partido que nunca acaba es de las filias contra las fobias. Hay un seleccionador, que posiblemente ya sabe que es el elegido, envuelto en un halo de misterio, muy de Mariano Rajoy. Serán los tiempos. Pero Villar no es de Santiago de Compostela sino de Bilbao; aunque tampoco se sabe si sube o si baja porque sus planes a corto y medio plazo son auténticos arcanos. Yo creo que disfruta con los rumores que los periodistas consideramos antesala de la noticia porque no le apetece desmentirlos, ni confirmarlos.
Flotan los nombres de los posibles seleccionadores como esas jodidas pelusas primaverales, semillas de chopos y olmos que sólo de verlas producen alergia. Cada día uno; cada guiño, un indicio. Cada susurro, un clamor. Y, sin embargo, nada. Villar ha elegido, pero no lo descubre. Primero, la Asamblea del fútbol español en busca del apoyo unánime para las elecciones de noviembre o diciembre. Después, la UEFA. Villar se ha sentido orgulloso de presidir la Eurocopa, aunque sólo fuera en funciones. Y le hubiese gustado recibir algún parabién de este lado de la frontera. Le extraña que no se haya destacado su presencia, en funciones, como él recalca. Pero como ha llevado su silencio hasta un hermetismo de clausura, se extraña de que todas las noticias que aparecen sobre él sean de conflictos, que ni siquiera desmiente, o de rumores sobre quién será el nuevo seleccionador.
Ese nombre no se decidió en la reunión de la Ejecutiva ni formará parte del orden del día en la Asamblea. Sigue oculto. Paciencia, pues. Mientras, todos pendientes de Villar y su margarita: FEF sí, UEFA no; Caparrós sí, Lopetegui, no; Camacho sí... ¡Resignación!
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