César Vidal
El pueblo vence al establishment
Me cuentan que en España medios y políticos andan todavía sumidos en la más honda perplejidad ante los resultados de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. No sólo eso. Los que no atisbaron ni de lejos los resultados ahora intentan explicarlos. A mí, las cosas como son, lo acontecido en la gran nación no me ha sorprendido lo más mínimo. A inicios del mes de octubre publiqué en este mismo lugar una columna titulada de manera bastante clara «Trump puede ganar». Dos semanas después, también en ese mismo mes, escribí «El efecto Colombia», donde advertía de una posible reacción del electorado ante la disparidad de medios con los que contaba Hillary similar a la que había provocado la derrota del «Sí» en el referéndum colombiano. Por supuesto, en todas mis crónicas, dijeran lo que dijeran otros medios, insistí en que Hillary no había ganado ni uno solo de los debates, aunque, teóricamente, tenía que haber barrido el suelo con Donald Trump. No me voy a detener en la manera en que explican la victoria del republicano aquellos a los que ni se les pasó por la imaginación que ya tienen bastante. Sí deseo detenerme en la clave de todo este peculiar episodio. Se piense lo que se piense de Trump, bocazas, fanfarrón o incluso, con perdón, tocaculos, lo cierto es que su victoria ha sido la del pueblo frente al establishment. A Hillary la respaldaron Hollywood y Wall Street, las televisiones y los periódicos principales, los poderosos «lobbies» gay, feminista y judío. Incluso se esperaba un apoyo cerrado de hispanos y negros. Enfrente, teóricamente, tenía sólo, según decía Assange unos días antes, a los evangélicos «que no son ni un ‘‘lobby’’». No ha sido así. Como a Nixon, a Trump lo ha apoyado la mayoría silenciosa, la que está harta de ser acallada de la dictadura de lo políticamente correcto, la que se revuelve porque las minorías agresivas se imponen sobre ella, la que desea vomitar al ver que el dinero de sus impuestos se emplea en subvencionar clínicas abortistas o en enviar maestros a las escuelas que difundan el falso evangelio de la ideología de género. Son esos ciudadanos que aman a su país con toda el alma y que no están dispuestos a que se lo quiten los que han dado la victoria a Trump. A lo mejor, por eso mismo hay tanta gente que no lo puede entender en España, porque en Estados Unidos el pueblo ha vencido al establishment.
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