Alfonso Ussía
En el pueblo
La foto es preciosa. Para guardarla. Para contemplarla de cuando en cuando en los momentos de depresión. Es la foto del año. Natural, espontánea, captada por el fotógrafo en el instante supremo. En ella se reconoce a los cuatro candidatos a la presidencia del Fútbol Club Barcelona pocos minutos más tarde de haber firmado un compromiso de inalterable cumplimiento con el proceso independentista. A los cuatro aspirantes a presidir el club separatista – así definido por ellos mismos–, se suman aportando su singular belleza los representantes de la Asamblea Nacional Catalana, Ómnium Cultural, Plataforma pro-Selecciones Catalanas y la Unión de Federaciones Deportivas de Cataluña, las cuatro entidades que promovieron el emocionante acto en la sede del club. Los protagonistas del documento gráfico posan sonrientes con la camiseta cuatribarrada y los motivos azules de la «Estrellada» indicando la fecha de las elecciones en Cataluña que pretenden convertirse en plebiscitarias. Villar y los miembros de la Real Federación Española de Fútbol no pueden ser molestados por cuestiones tan insignificantes.
Hay una foto, no tan estética como la que se comenta en este texto, que ha podido inspirar a su autor y a los protagonistas de la misma. Una fotografía en blanco y negro en la que aparecen Gary Cooper, Gregory Peck, David Niven, Rod Hudson, Cary Grant, John Wayne y Humphrey Bogart, acompañados por Olivia de Havilland en Malibú. La semejanza es impresionante, aunque en mi opinión, los de la foto de blanco y negro tienen mejor aspecto que los pueblerinos de la fotografía en color. En lo que concierne a la mayor belleza del documento de Malibú que la del guateque de Barcelona, ni Villar ni la Real Federación Española de Fútbol tienen responsabilidad ninguna.
Pero sí en la declaración unánime de los cuatro candidatos independentistas a la presidencia del F.C. Barcelona momentos después de hacerse la fotografía. «El ámbito natural del Barcelona es la Liga española». Y eso sí que no. Esto no es una cuestión de intereses. Si el Barcelona se adhiere sin reservas a la causa independentista, y si se diera el improbable caso de que dicha causa se produjera, el ámbito natural del Fútbol Club Barcelona sería Cataluña. Una Liga catalana, una Copa de la República Catalana, y veinte equipos catalanes en su Primera División. Escocia, como cofundadora de los primeros pasos del fútbol, no es independiente pero tiene su Liga Nacional, que unos años gana el Celtic de Glasgow, otros los Rangers, y de cuando en cuando, el Kilmarnock.
No se puede aspirar a todo. Si el Barcelona no quiere ser español, que se busque la vida en su aldea. Y que compita con el Granollers, el Manresa, el San Feliú de Gixols, el Gerona, el Tarragona, el Lérida y el Condal, si es que todavía existe. No resulta atractivo económicamente, pero no tiene otra solución. Pueden vender los terrenos del «Camp Nou» y trasladar su estadio al cercano «Mini Estadi» porque no resulta complicado prever un descriptible entusiasmo en el encuentro de la gran rivalidad contra el Sabadell. Y ahí está el Real Club Deportivo Español de Barcelona, que podría permanecer en la Liga Española si estableciera su sede en la Franja que separa Cataluña de Aragón.
En este caso, Villar tiene que hablar, así como el Secretario de Estado de Deportes y los presidentes de los clubes que conforman las Ligas Nacionales de España. ¿Perdería la Liga española sin el Barcelona? Mucho. Pero perdería infinitamente más el Barcelona, que vería reducidos sus ingresos por derechos de televisión hasta la aflicción de su tesorería. Y perdería, en gran medida, la simpatía y el seguimiento de millones de españoles que son partidarios –aún, lo cual tiene su mérito y su pecado–, de ese importante club separatista. Si se van de España, a España que ni la pisen, excepto para gozar de las vacaciones en los establecimientos hoteleros de los Pujol.
Lo contrario sería un despropósito. «Somos independientes de España excepto en el fútbol, porque el fútbol español es el que nos nutre de prestigio y dinero». Para contar con una Selección Nacional hay que organizar una Liga Nacional. Para independizarse, no sirven los trucos de los «ámbitos naturales». Mucho dudo que los catalanes de pasión y sentimiento como Messi, Iniesta, Mascherano, Alves, Neymar y Suárez permanecieran en el seno del club separatista para enfrentarse en dos ocasiones cada año al Esplugas del Llobregat, club con grandes expectativas europeas. Entre otros motivos, porque el Barcelona, con Cataluña independiente, dejaría de pertenecer a los organismos europeos inmediatamente.
Si les gusta la foto, que se la hagan. Si quieren la independencia, que lo intenten. Pero si lo consiguen, nada de «ámbitos naturales». A jugar y competir en el pueblo.
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