Ely del Valle
¿Era necesario?
En vista de que en Cataluña las cosas van como la seda, Mas ha aprovechado para darse un garbeo por Bruselas que él mismo ha calificado como dentro de la «normalidad» de «las visitas que debe hacer regularmente el presidente de la Generalitat», y que por lo visto debe ser una cada cinco meses. En noviembre, Don Arturo acudió a la tierra del Maneken Pis buscando apoyos para su plan soberanista, y volvió con el mismo respaldo que el de un taburete. La de ahora es una visita para tratar temas sectoriales y para ello se ha reunido con los comisarios de Educación, Interior y Energía. Vale. Se ve que a los dos últimos los ha pescado sin otro plan mejor, porque ya me dirán ustedes la autonomía que tiene Cataluña para negociar por libre cualquier materia dependiente de ambos negociados. No cuela ni para cubrir el expediente. Con la de Educación ha tratado el tema de la inmersión lingüística y ha salido muy satisfecho por el respaldo recibido. Estupendo. Me imagino a los catalanes saliendo a la calle en tromba para aplaudir la gestión de su president en este tema fundamental para sacar a Cataluña del pozo negro de sus finanzas. Vuelve con una palmadita en la espalda, con la que si me apuran se hará un relicario, pero nada más. No sabemos cuántos asesores, escoltas, secretarios, consejeros y demás tropa le ha acompañado en semejante periplo. Desconocemos lo que ha costado el viaje en avión, las dietas, los gastos de representación y demás zarandajas que suelen facturarse en este tipo de bolos, pero gratis total no creo que haya sido.
El viaje de Mas no ha tenido más trascendencia que la necesaria para que servidora rellene este artículo. Yo se lo agradezco mucho, pero no sé si sus conciudadanos, valorando inversión y resultados, estarán igual de satisfechos.
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