Julián Redondo
Esperanza y calidad
A Rummenigge el fútbol del Atlético le gusta como una patada en la barriga. No iría a verlo ni aunque le regalaran la entrada. Pirlo, en cambio, quiere que la Juve sea un reflejo del campeón de Liga español si pretende eliminar al Madrid. Todo es cuestión de gustos y de posibilidades. A Effenberg, por ejemplo, le revienta lo que considera una obsesión de Guardiola: la posesión. Debe de ser el único que no entiende que sin ese sello Guardiola predicaría en el desierto. Casillas está encantado con Ancelotti porque ha devuelto la sonrisa al madridismo. No hace referencias a la fe. Sobre este particular las opiniones siguen divididas. Es la ruptura establecida. Tampoco coinciden Arbeloa y Xabi Alonso al referirse a Mourinho con Iker y Sergio Ramos. Pensamientos dispares que no chocan con lo inaudito ni con la amargura de quien celebra sus éxitos ofendiendo al adversario. El refranero es sabio, no ofende quien quiere sino quien puede. En este sentido, Rummenigge no pretendía faltar al Atlético, ahora que ha recuperado el respeto de sus aficionados y despierta temor en todos sus adversarios, aunque al Cholo le cueste en alguna ocasión salir de la cueva para dirimir un partido. Por eso resulta tan sencillo entender a Pirlo, un talento natural que, consciente de la calidad del Madrid y de la superioridad de su plantilla, no pierde la esperanza de derrotarle con las armas del Atlético, en las antípodas de las suyas. Ancelotti confía en jugar la final, tiene fe; pero no infravalora a la Juve, campeón del Scudetto con antelación, lo que debería ser un aviso para navegantes.
✕
Accede a tu cuenta para comentar