Estacazo

Hay prodigios y prodigios, los de Juan Tamarit o Jorge Luengo con una baraja, fascinación para mayores con ojos de niños, o los de Pochettino y Zidane en los banquillos, ilusión para todos los públicos; aunque sólo puede ganar uno. Fue el míster del Tottenham el que llegó al descanso –y al final– con la sonrisa puesta. Poco importaba que al gol de Dele Alli lo precediera un fuera de juego. El Madrid reposó en las nubes la primera media hora y lo pagó. Aunque disponía de otro tiempo para redimirse, para que Cristiano y Benzema afinaran, para sorprender a Lloris, que imponía en su área más respeto que Kiko Casilla en la suya... Ni la incrustación de Casemiro entre los centrales enderezó un partido que empezó torcido. Los conejos brotaban de la chistera Spur; también el fútbol. Eso, más velocidad, intensidad y precisión, le faltó al campeón de Europa, que perdió 3-1. Pero el estacazo no es un drama. Quedan batallas y remedios.

«Juro que si quieren nieve en los estadios, la tendrán». Palabra de Hassan Al Thawadi, secretario general del Mundial de Qatar 2022. ¡Qué poderío! Como los rusos en Sochi. Organizaron unos Juegos de Invierno con 22 grados de temperatura ambiente y cada día obraban el prodigio de la nevada. Esquiaban los olímpicos en manga corta. Pero ni Putin ni el emir Tamin ben Hamad Al Zani resisten la comparación con Zidane: siete títulos –dos Champions entre ellos– en menos de dos años como técnico madridista. Ni siquiera esta dolorosa derrota ensombrece su palmarés, razonamiento extensible a Simeone por la delicada situación que atraviesa el Atlético.

A quienes basta con apretar un botón para sacar petróleo ni a Zizou, que hacía magia con el balón cuando era futbolista, les ha sido dado el don de la taumaturgia. Unos aplican dinero a los objetivos; otro, conocimientos, como Pochettino. Avisó en el Bernabéu y ha rematado en Wembley. Tiene el Madrid margen de mejora. Pero que espabile.