Ángela Vallvey
Fiesta TV
He estado en el FesTVal de Vitoria, acontecimiento televisivo que congrega a los fans de las series y programas españoles, y a los profesionales que las hacen posible, que son muchos y muy buenos. Actores, espectadores, técnicos, guionistas, presentadores, directores, jefazos ... El no va más del mundo de la pequeña pantalla. Aunque hoy las pantallas de televisión son cada vez más grandes (justamente cuando las casas son cada vez más pequeñas...). No quisiera chulearme, pero no tengo más remedio que contar que hice un paseíllo por una alfombra roja que en realidad era naranja. No me había visto en otra así jamás. No me avisaron de que tendría que pasar por «ahí». Suponía que habrían previsto una entrada distinta para el servicio, o algo parecido. Cuando quise darme cuenta, iba desfilando detrás de los jóvenes actores de las series españolas de éxito, mientras intentaba recordar si me había dado tiempo a subirme la cremallera del vestido. Casi me desmayo, de un ataque de glamour y porque estrenaba unos taconazos que llevaba cinco años sin tener el valor de calzarme. Miré a fotógrafos y fans sonriendo fascinada, como Paco Martínez Soria recién llegado del pueblo a casa de su hija Luchy, una finústica reconvertida del agro español, que luego hará pasar a su padre por el criado (la muy...). Logré completar la alfombra sin desplomarme, sintiendo que me interponía entre los palos para «selfies» y las ovaciones dirigidas a los famosos.
Lo más parecido a esta situación que recuerdo fue una vez en que unos albañiles rumanos me hicieron una reforma en el salón y taparon el suelo, para no rayarlo, con una alfombra roja que habían rescatado de un contenedor sito detrás de la Gran Vía de Madrid, al día siguiente del enésimo estreno de «El rey león. El musical». (O sea).
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