César Lumbreras
Fin de ciclo
La sucesión de acontecimientos de los últimos meses pone de manifiesto que estamos ante el fin de un ciclo en la reciente historia de España, tanto política como económica. Murió Adolfo Suárez, uno de los símbolos de la Transición, y más recientemente se han ido Emilio Botín, el emblema del poder financiero, e Isidoro Álvarez, el jefe de El Cortes Inglés, genuino representante del poder empresarial y del mundo del comercio. En este contexto de fin de ciclo hay que incluir también la abdicación del Rey Juan Carlos, otro de los artífices de la citada Transición, y la subida al trono de Felipe VI. Del lado del PSOE destaca la retirada de Alfredo P. Rubalcaba y de otros representantes del felipismo, aunque su titular, Felipe González, sigue influyendo mucho vía Susana Díaz y Pedro Sánchez. Ana Botella también ha tirado la toalla y no se presentará a la alcaldía de Madrid por el PP. La dimisión de Gallardón suena a diferente, porque, por mucho que se empeñe en decir que abandona la política, cuesta trabajo creerlo, ya que es un animal político; lo suyo me suena a retirada estratégica y, aunque unos cuantos le consideren amortizado, creo que no lo está, independientemente de que éstos ya no cuenten con él. Esta semana que termina ha habido otra dimisión de campanillas, la de Leopoldo González Echenique, el jefe de RTVE, empujado al abismo por su falta de experiencia en la gestión y, sobre todo, por Cristóbal Montoro. Sin embargo, hay otros del pasado que vuelven. Ahí están los casos de Pujol, a cuenta de sus líos de dinero, y de Esperanza Aguirre, que quiere un puesto en Madrid, aunque todavía no haya explicado por qué se marchó del anterior.
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