España

Fin de fiesta

La Razón
La RazónLa Razón

Espero poder meter todo lo que queda de esta historia en este escrito. Qué pena que no queden aquellas corseterías que eran capaces de contener, entre sus fajas de ballenas metálicas, las carnes más turbulentas. Es lo que necesito para poner el «The end». Alfonso XIII también tuvo una amante artista, la bella actriz Carmen Moragas. Al igual que su padre con la soprano, también Don Alfonso tuvo dos hijos con su amante; María Teresa y Leandro. Pero vamos a lo que interesa. En los confidenciales y en programas de televisión de gran audiencia se ha asegurado que Bárbara Rey había realizado grabaciones y filmaciones de sus intimidades con el Rey y que usó las mismas para extorsionar al monarca. Hacen aparecer a agentes de los servicios secretos –que según el relato más parecen los agentes Mortadelo y Filemón y eso teniendo en cuenta que el servicio de inteligencia español está considerado de altísimo nivel, aunque sólo sea por los problemas de terrorismo que España ha tenido en los últimos cincuenta años– y que estos negocian con la vedette la entrega de todas las grabaciones a cambio –según afirma un conocido periodista– de 500 millones de pesetas de la época. Además, no se corta al decir que ese dinero se pagó de dinero público, gravísima acusación que si no se sustancia con pruebas... Pero una vez empieza la bola a rodar, ya no hay límites. Como en una especie de subasta, la cantidad según algunos, fue «in crescendo», más un sueldo mensual de otros 12.000 euros. En cualquier historia, al final lo más sencillo suele ser la verdad. Por tanto, vamos a lo sencillo. La historia comienza hace justo cuarenta años. Nunca llegó a ser Bárbara la entretenida real. Este estatus presuntamente lo ocuparon otras señoras. Más bien fue un entretenimiento erótico. Si hace mas de treinta años hubiese recibido 500 millones de pesetas, la artista se habría hecho riquísima. En la actualidad tres millones de euros es una cifra muy importante, pero hace más de treinta años era una fortuna; si le añadimos los 12.000 euros mensuales, más sus continuas apariciones en programas televisivos, esta señora estaría en las listas de las más ricas de la península ibérica. Hay un dicho popular que dice que la belleza y el dinero no se pueden ocultar. Nada más cierto. No casan estos fastuosos ingresos con la situación económica de la artista. Tenía un gran chalet en La Moraleja que vendió, trasladándose a otro más modesto en Boadilla del Monte, que ya tampoco posee. Vive en una modesta casa en Marbella, que parece que también tiene hipotecada, como casi todos, y está pagando una deuda considerable con Hacienda. No se le conocen ni grandes coches, ni chófer, ni servicio, ni una vida de despilfarros, así que habrá que preguntarse qué ha hecho con tan gran fortuna; o es que ésta nunca existió. Saldrán los que han hecho tan graves afirmaciones para asegurar que conocida es la ludopatía de Bárbara. En los dos años que compartí con la artista el espacio de sociedad en el programa de A3 «Espejo Público», ella comentó que nunca había sido una jugadora empedernida y que además había tomado las medidas legales para que no le fuese permitido el acceso a las salas de juego. También conozco una versión de este asunto, de fuentes muy fiables, en la que unos amigos del monarca se hacen cargo del tema , para quitarle al soberano mezclarse en tan oscuro asunto, pagando entre todos una cantidad que no llegó a los veinte millones de pesetas, que tampoco era una tontería. Puestos a especular me pregunto si este intento de tratar que este asunto saltara de los dimes y diretes del corazón a zonas más políticas, cosa que por cierto no se ha conseguido, ¿no estará relacionado con la sentencia del «caso Nóos», estando detrás manos muy sucias?