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Gangrena

La Razón
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Me deleita el argumentario de los partidarios de Mr. Groucho Trump. Ese alardear de que la mayoría de los estadounidenses apoya su chino muro. Bien. Incluso aunque el 100% de la población estuviera de acuerdo en alzar esta muralla (que no, que ni en broma) tampoco demostraría nada. Excepto que la población, los negros sus manos negras los blancos sus blancas manos, es igual de merluza, rastrera y cutre que el amado líder. Y aparte, la razón, la justicia y la ética no son exclusivo patrimonio de la mayoría. El muro, ay el muro... ¿Saben que faltan por construirse dos tercios, 1.600 kilómetros, con un presupuesto aprox. de entre 8 mil y 12 mil millones de dólares? ¿Que casi la mitad de los ilegales han entrado por los aeropuertos como turistas? ¿Qué el número de ilegales ha decrecido de forma abrupta en los últimos 5 años y que la inmigración procedente de México está en mínimos históricos? Según datos del US Department of Homeland Security hemos pasado de 1.750.000 de ilegales apresados en la frontera en el 2000 a menos de 250.000 en 2016. A eso hay que sumarle otros 250.000 del resto del mundo. El número de ilegales procedente de México ha decrecido de forma espectacular desde 2007 y es ya el más bajo en décadas. Aparte, los autores de atentados en suelo estadounidense llegaron en avión, o bien, directamente, eran ciudadanos o residentes legales de EE.UU. Nadie nacido en los 7 países ahora vetados ha cometido un atentado en EE.UU. Sí si habláramos de Arabia Saudí y Paquistán. Pero, caramba, esas dos naciones no figuran en la lista. Una norma que, uh, no habla del Islam, pero eso es un malabar. Rudolph Giuliani, entrevistado esta semana en la cadena Fox por Jeanine Pirro, exclamó que iba a contarte «la historia completa. Cuando [Trump] anunció su medida y habló de “vetar a los musulmanes”, me llamó y dijo, “Forma una comisión. Muéstrame la forma legal de hacerlo”». Rudy añadió luego que la decisión no tiene nada que ver con la religión, pero... ejem. Quienes crean que la sociedad civil y las instituciones de EE.UU. permanecerán impávidas ante la ola de populismo con laca, no conocen a este gran país. Sepan, por ejemplo, que la ACLU (American Civil Liberties Union), que proporciona asistencia legal cuando peligran las libertades y los preceptos constitucionales, recibe unos 2,5 millones de dólares en donaciones anuales. Solo el pasado fin de semana recaudó más de 19. Un presidente que gobierna a taconazos (aunque muchas de sus órdenes ejecutivas no son tal: apenas superan la condición de spots publicitarios), que no menciona a los judíos cuando homenajea a las víctimas de la Shoa, y que desde que anunció su candidatura ha insultado a más de 305 personas, instituciones y empresas (el «New York Times» mantiene una lista... solo los improperios dedicados a Hillary Clinton suman 465 en año y medio) es una catástrofe y, también, la exacta demostración de cómo la posmodernidad, enamorada del bullshit y enfrentada a las élites intelectuales, desembocó en gangrena.