Lucas Haurie
Gran política
En Lepe, Patrocinio Mora teme que esta Navidad sea la última en la que su empresa pueda correr con los gastos de las cenas con las que agasaja, es un decir, a inmigrantes sin recursos desde hace siete años. El imaginario trasnochado y sectario de la izquierda nos pinta al empresario como el señor tripudo tocado con sombrero de copa que, siguiendo el dictado del primer Rockefeller, adquiere propiedades mientras las calles se encharcan con sangre. Alguno habrá de ésos, seguro, pero la mayoría son como este modestísimo hostelero que no explota a nadie, sino que se desloma en su restaurante para procurarle el sustento a su familia y aún tiene fuerzas para compartir con los menesterosos la comida. Nótese el matiz: compartir, no donarles lo que le sobra. La crisis, como a tantos, lo golpea y ahora limita su beneficencia al reparto de centenares de bolsas de alimentos por los asentamientos de africanos. En la otra punta de la provincia de Huelva, en Alosno, una residencia de ancianos de titularidad municipal se va a ver abocada al cierre. Como la asfixia económica procede de una pésima operación perpetrada por un ex alcalde socialista, la Junta no articula soluciones y la dejará morir por inanición. El asilo continúa abierto exclusivamente gracias al heroísmo de sus empleados, que trabajan sin cobrar desde hace meses y viven de la caridad familiar. He aquí dos ejemplos de la política con mayúsculas que reclamó el Rey en Nochebuena. Por supuesto, a cargo de ciudadanos que jamás militaron en ningún partido.
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