Alfonso Merlos
Guiños a todos
En realidad, a casi todos. O a todos menos a uno. Vuelve a quedar de manifiesto que la tendencia de cara a las locales, autonómicas y generales es un Tinell allí donde proceda: la marginación del Partido Popular, un empujón a los de Rajoy para sacarlos de la carretera. Una estrategia, una táctica y una serie de maniobras lamentables, que son las que estamos presenciando –en la superficie y en el subsuelo– hoy en Andalucía.
En efecto, todo parece haber cambiado cuando en realidad todo va a seguir igual. Vayamos más allá de la primera vuelta o de la segunda para la investidura de Susana Díaz. Tiremos por elevación de las exigencias de máximos de Podemos o de los condicionantes impuestos –y, por lo tanto, a priori innegociables– de Ciudadanos. En el fondo hay un teatro con unos actores y un guión perfectamente previsible.
Seguirá mandando el PSOE. Continuará haciendo una dificilísima labor de oposición el PP. Y serán cómplices, o ayudantes, o aliados, o correligionarios del gobierno socialista aquellos que se presentan como ineludibles adalides de la regeneración en España. Y, en este caso, lamentablemente, tanto monta, monta tanto: los herederos de Monedero o los seguidores de Rivera. Porque unos y otros han rebajado su listón hasta extremos no precisamente insospechados, sino perfectamente previsibles.
¡No, no, no! Por aquí no pasaban ni pueden pasar las nuevas políticas para sacar del paro masivo, la precariedad endémica y la pobreza rampante a una región con unas características espectaculares para convertirse en la California de Europa. Todo cuanto en el capítulo de alianzas parece estar cuajando lleva la mancha de la resignación. Éste no es el camino. Las adversidades nunca pueden ser aceptadas. Deben ser combatidas. ¿Vamos o no vamos?
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