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La Razón
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He oído en muchas ocasiones a dirigentes de Ciudadanos decir: «No cambiaremos nuestros votos por sillitas», «No daremos apoyo en la investidura por conserjerías», «No pactaremos a cambio de sillones». Parece que suena bien, pero sólo es la música lo que gusta, la letra no gusta nada.

Esas sillitas o sillones –consejerías, concejalías de gobierno, ministerios, direcciones generales, etc.– en épocas tan duras como ésta no son precisamente tumbonas en la playa. Los que ocupan esos puestos tienen algo que Ciudadanos no ha querido asumir: responsabilidad, una gran responsabilidad. Tomar decisiones cada día, algunas muy difíciles. Lo hacen los políticos comprometidos, valientes, que gestionan los intereses de la gente, rindiendo cuentas y dando explicaciones de sus actos de gobierno.

Ver los toros desde la barrera es más cómodo y tiene mucho menos riesgo que plantarse en el ruedo delante del toro de los problemas, que deben solucionar los gestores públicos. Si además el que está sentado en el tendido exige que la faena se haga como él quiere, dando instrucciones constantemente, sería más justo que bajara a la arena.

Todos somos conscientes de que teniendo elecciones generales en muy poco tiempo, algunos buscan descaradamente el desgaste del adversario, intentando que el propio no sea ni el de la suela de sus zapatos. Pero no me parece honesto que quien ha pactado con el Partido Popular «un programa de gobierno», que se está cumpliendo, se sume a una causa general contra los gobiernos anteriores, que sólo busca espectáculo mediático, como ocurre en la Comunidad de Madrid. Ciudadanos, que presume de ejemplar, no actúa de la misma forma en Andalucía en el «caso de los ERE», que en Madrid. Podría parecer que les da igual la corrupción cuando afecta a dirigentes del PSOE, y por eso miran para otro lado con una inexplicable y evidente cercanía entre esos dos partidos. Sin embargo, en Madrid podría parecer que actúan con una presión injusta y exagerada que soporta el buen gobierno de Cristina Cifuentes en relación a hechos que ocurrieron en otros mandatos. Podría parecer... Y la verdad es que lo parece.

El mejor rédito electoral de un político es el que consigue con los hechos, con sus actos, con su gestión, y aunque soy consciente de que hay políticos que sólo desde las tertulias, con mucho menos sacrificio y trabajo, pretenden lograr adhesiones, no es época de la inacción, son tiempos de «tirar del carro», de dar la cara, de estar delante. Es época de sufrir algún desgaste y «mojarse».

Hay un partido que nos dice PODEMOS, y claro que pueden. Pueden impedir –solos o en compañía de otros– que sigamos saliendo de la crisis como lo estamos consiguiendo entre todos, y destrozar lo que tanto nos ha costado lograr, una Constitución que ha garantizado nuestras libertades desde hace 37 años.

En el PSOE dicen PUDIMOS, y es cierto, claro que pudieron arreglar las cosas cuando gobernaron, pero no lo hicieron. Fueron incapaces de tomar decisiones que evitaran que nuestra economía se situara al borde de la quiebra, después de heredar unas cuentas saneadas y boyantes.

Ciudadanos repite PODREMOS, y no podrán porque no es momento de experimentos ni de inexperiencias, y tampoco de los que no quieren asumir responsabilidades. En el Partido Popular no decimos podemos, ni pudimos, ni podremos. En el Partido Popular HACEMOS, trabajando y gestionando cada día con eficacia, solvencia y experiencia, porque, como decía Demóstenes, «las palabras que no van seguidas de hechos no valen para nada».

Hacemos, hemos hecho, y lo más importante, seguiremos haciendo todo lo posible para mejorar la calidad de vida de los españoles, con la máxima prioridad en la creación de empleo. Y lo haremos desde esos puestos ingratos donde algunos no quieren estar porque queman, sabiendo que aunque las necesidades y los problemas aún son muchos y difíciles, nos hemos propuesto atenderlas y solucionarlos. España no está para ponerse en manos de los que sólo hablan. Alfonso Rodríguez Castelao, escritor, pintor, dibujante y político nacionalista gallego, escribió: «El verdadero heroísmo está en transformar los deseos en realidades y las ideas en hechos». Las realidades y los hechos son el mejor balance del presidente Rajoy, que ha gobernado con el viento en contra, sin esconderse, afrontando las dificultades, y el heroísmo es el que han demostrado los españoles, con esfuerzo y coraje, para salir de la crisis.

Otros seguirán hablando, nosotros seguiremos haciendo.

*Secretario ejecutivo de Política Local del PP