M. Hernández Sánchez-Barba

Historia de los conceptos

El aumento permanente de la ciencia de la Historia, en cuanto estudio de la realidad vital, social e ideal de los hombres en el tiempo, en la triple frontera epistemológica del pensamiento político y de la historiología, nos pone en presencia de un fecundo espacio de investigación que, a partir de la Historia de la ideas, ha dado nacimiento a la Historia intelectual y, desde ese trampolín, a la Historia de los conceptos. Se trata de un importante campo de investigación que, aun cuando abarca grandes diferencias metodológicas, éstas coinciden en la pregunta que formulan: ¿qué significa la acción en las sociedades del pasado y en las del presente? Propone, en efecto, además de la apertura de una inquietante investigación, una interacción entre las más importantes disciplinas, con profundos desplazamientos de sentido pero con un punto de coincidencia, señalado por dos pensadores europeos de la historia: Karl Löwith y Eric Voegelin.

Löwith, nacido en 1897, enseñó Filosofía en la Universidad alemana de Marburgo (1928) y posteriormente en la Universidad japonesa de Sendai. Ya en la madurez de su pensamiento, en universidades norteamericanas. En su obra «Meaning in History» demuestra que todo el pensamiento de Occidente sobre la historia está construido o bien en la concepción clásica del mundo, o bien en la fe cristiana del Reino de Dios; ambas, en principio, irreconciliables, aunque en ocasiones puedan interconexionarse. La interpretación moderna de la historia de Occidente es cristiana por derivación, pues arranca de la base bíblica, y anticristiana por consecuencia, ya que su eje crítico está constituido por la noción laica del progreso.

Eric Voegelin, ilustre profesor de la Universidad de Viena y de la Louisiana State University, director del Instituto de Ciencias Políticas del Gobierno Federal de Alemania, es autor de una obra monumental, «Order and History», en cinco volúmenes, en la que, desde el mundo bíblico, se analiza el sentido histórico de la Revelación, la Redención y la Salvación. Voegelin, además, inauguró el curso de 1966 de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander, con una conferencia titulada «Los movimientos de masas gnósticos como sucedáneos de la religión», donde sitúa en primer plano el sentido de dichos movimientos, «progresismo, marxismo, psicoanálisis, comunismo, fascismo y nacional-socialismo», algunos de los cuales, como el neo-positivismo y variantes del psicoanálisis, estima que podrían denominarse corrientes intelectuales. Ninguno de los movimientos citados por Voegelin fue concebido como corriente intelectual para convertirse en movimientos de masas, pero sí obtuvieron éxitos masivos en cuanto a su vocabulario y sus teorías, formando el pensamiento de millones de seres humanos en el ámbito del mundo occidental, muchas veces sin tener conciencia de ello, debido a su carácter principalmente simbólico.

En el terreno propio de la investigación universitaria, la Historia de los conceptos se inscribe en una tradición, en primer lugar francesa, que durante mucho tiempo encarnó en Gaston Bachelard, quien defendió la idea de la constitución de una ciencia de la ciencia a partir del desarrollo de los procedimientos y de las leyes de las mismas ciencias. En el año 1929 escribió «La valeur inductive de la relativité», defendiendo la decisiva vocación científica de renuncia a las verdades absolutas. Ello abrió en la Sorbonne un campo epistemológico con Georges Canguilhem.

En el mundo anglosajón se sitúa el importante foco de la llamada Escuela de Canbridge, con peculiar e intensa atención a las situaciones históricas, a partir de la experiencia del «linguistic turn», muy en la línea de Wittgenstein en sus «Investigaciones Filosóficas». Destaca en esta línea el profesor de la Johns Hopkins University, de Baltimore, John Pocock, y su «machiavellian moment», y, en la Universidad de Cambridge, la gran figura de Quentin Skinner. La búsqueda de sentido consiste en el planteamiento de un enfoque contextual mediante las aportaciones de la semántica histórica, rompiendo de raíz con las investigaciones puramente genéticas o genealógicas. En Estados Unidos, en el eje de la Universidad de Harvard, ha surgido una historia conceptual de lo político.

Otra importante corriente de la Historia de los conceptos se sitúa en Alemania: la Befriffgeschichte, un intercambio de la investigación histórica con la filosófica y la filológica. Se trata de un ámbito de gran fecundidad, definido por Reinhart Koselleck. Por su parte, Manfred Bock subraya la importancia del concepto de integración cultural, en el que distingue cuatro grupos anteriores a 1914: protestantismo conservador, catolicismo, social democracia y protestantismo cultural. La tendencia en el impulsor de la lógica matemática, en la visión antipsicologista de Friedrich Ludwig Gottlob Frege (1848-1925).