César Lumbreras
Hogan, Benítez y Rueda
Hogan es el responsable de la PAC en la Comisión Europea. María de los Ángeles Benítez ocupa un alto cargo en la Dirección General de Agricultura; se incorporó al gabinete de Abel Matutes cuando España entró en este club, en 1986. Cristina Rueda, también española, forma parte del gabinete de Hogan. Los tres estarán hoy en las jornadas sobre la PAC organizadas por el Ministerio. Los tres son representantes, a distinto nivel, de esa maquinaria burocrática, que amenaza con devorarnos a los administrados y a la propia UE, caracterizada porque sus miembros viven en una burbuja, alejados de la realidad y planteando, en algunos casos, medidas que rayan en la paronoia.
Para muestra, un ejemplo. Cuando se comenzó a preparar la propuesta de la Comisión Europea sobre la PAC actual, en los primeros papeles sobre el reverdecimiento se proponía la rotación de cultivos, es decir, que un año se siembre una cosa y, al siguiente, otra; pues bien, en esos papeles, al funcionario de turno no se le ocurrió mejor idea que aplicar la rotación a los cultivos permanentes; eso hubiese supuesto que un año se tendrían que arrancar los olivos o las vides y, al siguiente, plantarlos de nuevo. Por increíble que parezca eso sucedió. En estos días se ha hablado mucho, con motivo del 60 Aniversario de la firma de los Tratados de Roma –en los que se creó la PAC–, del desapego de los ciudadanos a la UE.
No es de extrañar, a la vista de ejemplos como el anterior. Y menos mal que no conocen los sueldos que cobran los funcionarios y altos cargos, y las pensiones que recibirán cuando se jubilen. Si los mandatarios europeos quieren relanzar el proceso de construcción comunitario, harán bien en acometer una profunda reforma de la maquinaria burocrática de Bruselas y ponerla en contacto con la realidad.
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