Reyes Monforte
Iluminado a pedales
Cada uno se complica la vida como quiere, de la misma manera que cada uno se suicida como cree oportuno. Ahora, ya que nos disfracen una insensatez absurda de deporte de riesgo, de aventura insólita o de heroicidad intrépida, como que no. Hay un señor de 27 años que se ha dedicado a vendernos la burra de que va a dar la vuelta al mundo en solitario durante dos años. Pues muy bien, cada uno se aburre como quiere. Pero si la tontería se cobra la vida de siete personas para que el Willy Fog de turno tenga su ración de adrenalina, personalmente me parece una amoralidad, por no utilizar términos más graves. No se qué debe tener alguien en la cabeza para irse de aventurillas a una zona del mundo donde la población muere a diario a manos de grupos armados como los talibanes, para quienes la vida de mujeres y niños no tiene ningún valor, bastante menos que la de un occidental desocupado a pedales. Pero mucho menos sé lo que debe tener alguien en su interior para continuar con su particular temeridad ociosa después de saber que siete personas han perdido la vida por escoltarle en su despropósito. Cada uno es muy libre de correr riesgos, de gastar su vida y su tiempo como quiera, siempre que se los sufrague él. Ninguna vuelta al mundo merece ninguna vida, sobre todo si es ajena. El único deporte de riesgo que está realizando este señor son las vidas perdidas para que un desocupado pueda pedalear en uno de los países más peligrosos del mundo. El riesgo es tener cerca a estos iluminados.
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