Impulsar Europa

La nueva Presidenta de la Comisión europea, Ursula von der Leyen tiene por delante una inmensa tarea para potenciar la Unión Europea y debe afrontarlo de una manera realista y pragmática. Pero, al mismo tiempo, se debe sustentar en los principios y valores que definen la idea de Europa. Los problemas a los que se enfrenta la Unión son muchos y se proyectan sobre demasiados ámbitos de las relaciones al interior del esquema de integración y también al exterior. Pero, sobre todo, se debe primar el convencimiento de que la Unión es un proyecto común de los Estados y pueblos de Europa y, asimismo, de los ciudadanos. Todo indica que la nueva Presidenta de la Comisión está convencida de la idea de Europa y esto representa un punto de partida idóneo para el fortalecimiento de la Unión. En verdad, Europa debe creer en sí misma y transmitir una imagen sólida en el plano internacional. En la actualidad, se tiene el convencimiento de los principales peligros que acechan a la Unión proceden de algunas posiciones políticas que se asientan en los Estados miembros y que tienden a primar los intereses nacionales sobre los intereses comunes de Europa. Solo un discurso y una acción netamente europeístas pueden combatir estas posiciones. Los ciudadanos deben advertir que interesa estar en Europa y formar parte de un proyecto común y, por ello, deben asumirlo como un componente más de una identidad dinámica y variada. Europa no es incompatible con los interese de los Estados miembros sino que, por el contrario, el bienestar de todos únicamente se puede conseguir enmarcados en el proyecto común. Se debería destruir el mito de que una cosa es Europa y otra distinta sus Estados. Todo lo contrario. En la actual sociedad internacional, afirmar la idea de Europa supone confirmar cada uno de los ingredientes que componen las identidades nacionales. La Comisión Europea tiene precisamente este encargo: preservar los intereses de la Unión y quien la preside ha comenzado con un discurso que apunta en esta dirección.