César Vidal

Iowa

La Razón
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Con una población de poco más de tres millones de habitantes, Iowa es considerada, junto a New Hampshire, una especie de varita de zahorí para saber quiénes serán nominados para competir por la Casa Blanca. Así fue en otros tiempos. Es más que dudoso ahora. De entrada, Iowa es mayoritariamente blanca y protestante. Con un 62 por ciento de protestantes – frente a algo más de un 22 por ciento de católicos – y con menos de un 4 por ciento de hispanos –en su mayoría, mexicanos– y un 2 por ciento de negros, Iowa no representa el promedio de una nación extraordinariamente plural como Estados Unidos. El énfasis de Ted Cruz en la Biblia o las declaraciones de Donald Trump afirmando que –ahora– es provida no hubieran tenido un eco similar en otros rincones de la nación. Sin embargo, con todo, Iowa sí indica quiénes pueden aspirar a resistir, y es que si en un estado tan blanco, anglosajón y protestante los candidatos aguantan el tirón, van por buen camino. Ted Cruz, Marcos Rubio y Donald Trump son protestantes y en el caso de los dos primeros, además podemos hablar de fieles evangélicos. Si los dos primeros son hispanos, y aun así han podido competir con Trump, es que resulta muy posible que lleguen hasta el final. O cambian mucho las cosas o los republicanos van a tener una carrera a tres de la que ya han quedado excluidos el opusdeista Santorum y el bautista Huckabee. Por lo que se refiere a los demócratas, Hillary va, como era previsible, en cabeza, pero a sólo un punto de distancia de un Bernie Sanders al que ya me referí aquí hace meses cuando en España era un perfecto desconocido. No se trata de una crisis del bipartidismo –todos se presentan dentro de los dos partidos– ni tampoco de un triunfo del populismo. Me comprometo a desarrollar más el tema en futuros artículos, pero ya adelanto que, en realidad, lo que está en juego en estas elecciones es una baqueteada clase media blanca a la que no han dejado de golpear desde hace décadas y que se siente más que cansada de las acciones de los dos partidos. Tras ser cortejada desde el siglo XVIII como la sal de la nación, tiene la sensación de llevar mucho tiempo en una situación frágil y coceada. Aquellos candidatos que apelan a darle una seguridad son los que están obteniendo su voto. Cuestión aparte es que sea suficiente para llegar a la Casa Blanca.