Gaspar Rosety
Isco y el arte
Ha nacido con un don especial para convertir en arte todo lo que sale de una pelota. Desde hace años, nos han venido hablando de sus progresos y de su valía. Recuerdo que Miguel Ángel Adorno, siendo director de captación del Madrid en la zona mediterránea en 2007, envió un informe sobre el Isco cadete que decía «fichar ya».
Ha dejado su sello de calidad en muchos partidos y, en los últimos tiempos, se ha destapado en su equipo, gracias a las condiciones técnicas que atesora. Por su buen juego, llegó a abrirse un debate periodístico acerca de si debía seguir siendo titular o ceder su puesto a un compañero.
Sin embargo, también ha pasado tardes tristes, como la despedida de la sub’21, que le ayudarán a mejorar, a madurar, a vivir la veteranía, conjunto de éxitos y dolores que va labrando la vida de todos. Hay quien opina que es un futbolista que agrada más fácilmente a los aficionados que a los entrenadores, quizá porque los entrenadores se tornan más exigentes en el juego defensivo y no quieren asumir riesgos innecesarios.
El juego es bonito cuando se consigue el objetivo que se persigue. Por eso, Isco goza de mentalidad ofensiva, atacante, creativa, con un toque estético al que difícilmente podrá renunciar. Sin embargo, tendrá que aprender a seleccionar adecuadamente cuándo un balón está hecho para la belleza sin red y cuándo hay que darle una sobredosis de seguridad.
Miguel Ángel Adorno, «el Ruso» que hizo jugar a Rep, Kempes y Diarte, tenía algo de Isco. Alma de artista, cerebro de sabio.
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