Julián García Candau
Juego más clásico
Dos extremos, Navas y Pedro, dos laterales con recorrido, Juanfran y Alberto Moreno y un delantero centro tradicional, Negredo, dieron otro aire a la selección. Sobre todo, porque, además, la velocidad en el juego fue superior a la habitual. Se trató de mantener el balón, como es habitual, de empujar a los georgianos a su terreno con el fin de que no pudieran salir y de crear peligros constantes. Sólo un gol en la primera mitad y repetidas entradas por las bandas. Navas y Juanfran se relevaron hacia arriba y el sevillano regresó hasta el área española las pocas veces en que hubo que defender. El sevillista Moreno, nuevo en esta plaza, actuó sin complejos, con desparpajo.
Juanfran mostró mayores condiciones para el ataque que Arbeloa y ello se notó. El jugador del Atlético fue en otro tiempo extremo y se nota. Navas hizo jugadas para deleite de los aficionados. En una de ellas burló tres defensores a toda velocidad. El juego de la Selección, con menos artificiosidad que otras veces, dio más emoción, proporcionó más ocasiones de gol. Negredo hizo el de turno, protagonizó una chilena a la que respondió magníficamente el guardameta de Georgia, y estrelló un balón en el palo. Para el juego dinámico es hombre idóneo. Los protagonistas del encuentro, las novedades de la alineación, lucidos individualmente, practicaron fútbol solidario.
Con el segundo gol hubo menos velocidad. No hacía falta. Conseguida la clasificación sólo quedaban minutos para los jóvenes Koke e Isco. Y la despedida gloriosa de Iniesta.
Posdata. Los muchos cambios, coartada para alinear a Casillas.
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