Gobierno de España

La amnesia de Felipe

La Razón
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«Sólo le queda presentar su renuncia al Rey y aconsejarle respecto a qué miembro de su partido reúne las condiciones para sustituirle...». ¿Les suena la cita parlamentaria? Seguramente si añadimos que a continuación iba un «váyase señor González» les resultará mucho más familiar. El Felipe González que hace seis días irrumpía en los prolegómenos de la sesión de investidura de Rajoy con la «sugerencia» de un paso atrás del candidato popular para desbloquear el atolladero político es el mismo que crispado replicaba a Aznar en aquel ya lejano debate sobre el Estado de la Nación, ante la sugerencia/exigencia del jefe de la oposición de ser sustituido por otro miembro de su partido. Muy pocos meses después tuve ocasión de acompañar al presidente socialista en una larga gira por Centroamérica y fue en una sobremesa de cena en El Salvador, donde media docena de periodistas encuchábamos en boca del jefe del Gobierno, muy tocado ya por los casos Roldán, GAL, Ibercorp, escuchas CESID y un largo elenco que en ese momento desembocaba en la espantada de Pérez Mariño, uno de sus fichajes electorales estrella, que «el que gana las elecciones es quien debe gobernar y yo lo hago a pesar de sólo contar con 159 escaños y no serle simpático al PP».

Lo que tiene el haber gobernado durante casi catorce años y haber estado otros cinco antes en la oposición es que resulta muy complicado terciar, desde el rincón de los jarrones chinos en la trifulca política sin toparse con hemerotecas y actas parlamentarias. González lanzaba la semana pasada una liebre, «cobremos la pieza de Rajoy» que se apresuraron a perseguir no pocos galgos en el arranque del fracasado curso político y de paso ponía en bandeja la nueva fase estratégica del actual secretario general socialista. Escuchar a Sánchez ofrecerse desde sus 85 escaños como impulsor de una ronda de contactos con el resto de formaciones en busca del desatasco político –incluido el PP en un gesto de «magnanimidad»– cuando menos resulta original viniendo de quien ha sublimado la cerrazón del «no» ausente además de alternativa.

La etapa que ya se ha abierto, a tan sólo dos días para el arranque de la campaña electoral en Galicia y País Vasco es la de una huida a toda costa de cualquier atisbo de responsabilidad por abocarnos a terceras elecciones y es el PSOE, señalado incluso por la prensa internacional –cosa que por otra parte a Sánchez debe preocuparle lo justo– el que ya cabalga sobre el argumentario de repartir culpas a partes iguales entre todos los actores políticos subrayando el «escollo» de quien –con independencia de estratosféricos errores como el asunto Soria/Banco Mundial– curiosamente ganó las elecciones con considerable diferencia sobre el segundo. Que nadie se engañe, lo de Sánchez y su particular llamada a consultas tiene mucho o todo que ver con amarrar su candidatura a la que sería tercera derrota consecutiva en unas generales y cerrar el paso a otras alternativas en el próximo congreso federal. Ganar tiempo, ¿qué parte del «NO» no han entendido?