Champions League

Atlético de Madrid

La cadena perpetua de Brych

La Razón
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No hay confabulación. Ni la UEFA ni la RFEF han suscrito un acuerdo, ni siquiera tácito, para desahuciar al Atlético del ático. Tampoco el bocazas de Rummenigge ha coaccionado a su compatriota Felix Brych para despejar el sendero azulgrana hacia semifinales. Seguro que en un hipotético sorteo preferiría cruzarse con los rojiblancos. No hay conchabeo; sólo sospechas universales de que impone más el aura del Barça que el halo del Atleti y el de éste, por ejemplo, que el del Eibar. Pero hay casualidades que invitan a pensar mal de todo lo que se menea en esto del fútbol.

En Italia culpan a Collina, que designa los árbitros en la UEFA, de enviar al «mediocre» Felix a desencadenar una tempestad de amonestaciones sobre el bizarro equipo de Simeone. Sus decisiones, por acción u omisión, causaron estragos que, si consigue remontar el 2-1 y apear al Barcelona de la «Champions» que veía en el bote, le lastrarán en próximos compromisos. Tiene más cruces que un cementerio.

Un equipo con diez multiplica sus exigencias defensivas y su ardor táctico: los jugadores arriesgan más en cada entrada, están más cansados. No obstante, el Barcelona hizo 19 faltas y el Atlético, 16. El índice sancionador fue dispar: tres amarillas por ocho, respectivamente. Torres pidió perdón a sus compañeros por la expulsión. Asume el exceso. La segunda tarjeta fue consecuencia de una torpeza, más allá de que pretendiera infringir. Pero derribó por detrás a Busquets y Brych le laminó. ¿Alguna objeción? Quizá que en un partido así debió alejar la mano de la pistolera, para no mezclar la fe (¿mala?) y el criterio. Hay que suponer que no vio la patada sin balón que lanzó Suárez a Juanfran un minuto antes, y que la zancadilla de Busquets en el 37, idéntica a la que costó la primera amonestación al Niño, no mereció más reprimenda, y que mientras sembraba de cartulinas el casillero atlético, con amonestaciones de efecto retardado, no vio la segunda agresión de Suárez, ahora a Filipe, antes del 2-1. Brych, sin criterio, ha condenado al Atlético a cadena perpetua... si no hay milagro.