Restringido
La cena de los idiotas
Si cuando tenía 13 años, a la hija de Carmena que ahora triunfa como directora de casting de películas como «Ocho apellidos vascos», una bomba terrorista la hubiera segado las piernas, estoy seguro de que la alcaldesa de Madrid no tendría como concejal a un bellaco como Zapata.
Ni calificaría de travesura juvenil ese mensaje que el dirigente de Podemos subió a Twitter, cumplidos los 32 años, anunciando que habían cerrado el cementerio de Alcasser para que Irene Villa no fuera a buscar repuestos. Estoy de acuerdo con Ángela Vallvey en que el odio alimenta más que el pan, vota en masa y puede llevar a a aceptar conductas, caminos y argumentos tramposos e insensatos, pero tanto disparate no se explica sólo desde el rencor. Si al padre de Pablo Iglesias le hubieran descerrajado un balazo en la cabeza y él hubiera contemplado la escena, como lo ocurrió a uno de los hijos del socialista Fernando Múgica, no andaría el aspirante a vicepresidente paseándose por las herrikotabernas y alabando la «perspicacia» de ETA. Tampoco considerarían los ediles de Ahora Madrid y un montón de periodistas que era sátira útil y enriquecedora el cartel «Gora Alka ETA» que exhibieron los titiriteros, si a sus hermanos y a sus mujeres los hubieran asesinado de un tiro en la nuca cuando paseaban por la calle, como pasó en Sevilla con Jiménez Becerril. O si a un compañero de fatigas, amigo y camarada, lo hubieran rematado en el suelo del garaje y encima bromearan con su miedo, porque intentó herido arrastrarse bajo un coche, como ocurrió con el exministro Ernest Lluch.
Ni el líder de IU Alberto Garzón hubiera escrito en Twitter que se alegraba de la sentencia del Tribunal de Estrasburgo derogando la Doctrina Parot, si su madre fuera una de las 21 personas despedazadas por Santi Potros en el Hipercor de Barcelona o su hermano, ahora enchufado en el ayuntamiento, hubiera sido uno de los 12 cadetes de la Guardia Civil asesinados en la plaza de la República Dominicana.
¿Hubiera comparado Mauricio Valiente, tercer teniente de alcalde de la capital de España, la solicitud de dimisión de la sectaria Celia Mayer con la estrategia golpista de la derecha chilena antes del golpe de Pinochet si el motivo de risa carnavalesco hubiera sido la ejecución a sangre fría de los cinco abogados comunistas de Atocha? Para decir lo que algunos están diciendo o aplaudirlo o entenderlo, no basta atiborrarse de inquina y resentimiento; son imprescindibles copiosas dosis de idiotez.
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