Carlos Rodríguez Braun
La distorsión de Oxfam
Oxfam distorsiona la realidad y convoca al poder para que recorte aún más los derechos y libertades de los ciudadanos. Su reciente informe, «Una economía para el 99 %», ha sido celebrado en la política y los medios, como era de esperar ante un texto que afirma, seriamente: «El crecimiento económico tan sólo está beneficiando a los que más tienen». Sólo a ellos. Cientos de millones de personas han dejado atrás la pobreza en las últimas décadas, donde la desigualdad en el mundo ha disminuido. Ante esto, los estatistas de todos los partidos archivan sus viejas consignas (Norte vs. Sur, etc.) y subrayan el gravísimo problema de la desigualdad, pero ya no entre países, sino dentro de los países. La solución es (¿no lo adivina usted?): subir los impuestos. Eso sí, los bleeding hearts de Oxfam nos tranquilizan: sólo a los multimillonarios. No dicen la verdad.
La forma que tienen de engañar es la habitual entre los enemigos de la libertad de todos los colores: presentarse como los portadores de la ciencia más incuestionable, con «datos demoledores». A ver quién se atreve a cuestionar un informe de 58 páginas con 276 notas al pie, que hace realmente larga la lectura: pareciera como si quisieran machacarnos con su erudición. Y, por supuesto, con premios Nobel de Economía, como el inevitable Stiglitz. De entrada, y para evitar meter la pata, reconocen lo que muchos antiliberales más bobos siguen sin reconocer, es decir, lo que acabo de apuntar: cientos de millones de pobres han dejado de serlo. Pero, ojo, resulta que «en Vietnam, el hombre más rico del país gana en un día más que la persona más pobre en diez años». Usted dirá: lo importante es que en Vietnam y en el mundo se ha producido una importante reducción de la pobreza.
Seguidamente, Oxfam proclama que, a pesar de lo que ha reconocido, «una de cada nueve personas sigue pasando hambre»: más de 700 millones de personas con hambre. Esto es una notoria exageración, como han ratificado los especialistas que se han tomado la molestia de ir a mirar, como A. V. Banerjee y E. Duflo, en su libro Repensar la pobreza: «La mayoría de las personas que viven con menos de 99 centavos al día no parecen comportarse como si tuvieran hambre».
Los «datos demoledores» de Oxfam no son demoledores. Por ejemplo, afirma: «Zambia tiene un elevado crecimiento del PIB y a la vez una creciente población pobre». Esto es justo lo contrario de lo que dice el Banco Mundial, no precisamente una fiera ultraliberal (ver las cifras aquí), mientras que las estadísticas oficiales de Zambia aseguran aquí que «la pobreza tanto en las zonas rurales como en urbanas disminuyó entre 2010 y 2015»; pueden verse también los datos de Marian Tupy aquí (todos los enlaces están en el blog: www.carlosrodriguezbraun.com).Y seguiremos informando en próximos artículos.
✕
Accede a tu cuenta para comentar