Ely del Valle
La hidra de la CUP
Si alguno pensaba que tras el zapatillazo de Baños y las explicaciones delirantes de Romeva sobre la nacionalidad española de los habitantes de un futuro país independiente ya lo había visto todo, más vale que vaya buscando un sofá cómodo, porque el espectáculo va para largo. Lo último de la CUP consiste en enmendarle la plana a Jerzy Lec ( «Si es malo que un señor tenga varios siervos peor es que un siervo tenga varios amos»), convirtiendo el gobierno de la Generalitat en una Hidra de Lerna cuyas cabezas sumen el número imprescindible de neuronas para seguir maquinando cómo ponerle a la Constitución unas concertinas que sólo tengan efecto en una dirección. Comprémosles la idea por un segundo: evidentemente, si hay varios presidentes es absurdo que sólo haya un único responsable por área, así que pongamos también tres en cada consejería, cada uno de ellos con sus tres viceconsejeros y sus asesores, todos trabajando en pro de la zanja que los separe de Madrid; eso sí, gratis porque es evidente que la desobediencia, faro y doctrina por los que se guía la CUP, se podrá hacer extensiva al resto de los ciudadanos que podrían dejar de pagar desde el IBI hasta la Seguridad Social pasando por la comunidad de vecinos. Como se puede ver, los mimbres con los que esta alegre pandilla pretenden sustentar un futuro Estado independiente son de una fiabilidad irrefutable y de una solidez que pasma. La cosa tendría su gracia si no fuera porque son ellos los que tienen en sus manos la ingobernabilidad de una Cataluña que, a este paso, corre el grave riesgo de convertirse en una sucursal del circo Barnum.
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